Una gaditana de 40 años y parada de larga duración, ha conseguido, no sin esfuerzo ni sufrimientos, vencer a ese Goliat que es la banca en lo que a un litigio por cláusula suelo se refiere. Su particular cruzada contra los abusos financieros, a la vez un calvario personal y profesional, comenzó hace 6 meses, cuando, tras quedarse desempleada, agotó los pocos ahorros que le quedaban, teniendo que pedir ayuda a sus padres.
Isabel Cordero Romero suscribió una hipoteca el 22 de septiembre de 2005 por una cuantía de 138.000 euros, con un plazo de amortización de 30 años, es decir, 360 meses mensualidades. En el contrato de préstamo hipotecario aportaba como garantía real la vivienda que adquiría, además de la firma de su padre como avalista, requisito éste impuesto por la entidad por aquel entonces Cajasol y en la actualidad Caixabank. Isabel Cordero sostiene que la Directora de la Sucursal no le informó que en el préstamo bancario a interés variable que había firmado incluía un “tipo mínimo de interés o cláusula suelo que me impide beneficiarme de las bajadas del tipo de referencia. Yo no sabía que era la cláusula suelo, ahora lo sé, que era abusiva”.
En su caso, pese a estar referenciado a un interés variable, la estipulación introducida por la entidad impedía que el tipo de interés a pagar pudiera bajar del 3,50%, por lo que la cláusula implicaba, según el letrado José Luis Ortiz, “la aplicación de un tipo fijo que actúa única y exclusivamente en beneficio exclusivo de la entidad”. Es algo que a su juicio “viene soportando miles y miles de familias de toda España injustamente”. De lo que se deduce que ese interés variable se convierte en un fijo al 3,50% cuando el interés de referencia euribor o equivalente se sitúa en cifras más bajas que aquél 3,50%.
Isabel Cordero señala que tuvo mucha suerte, porque tras presentar la demanda y celebrarse la audiencia previa, pudo presionar lo suficiente sobre el banco como para que aceptara la dación en pago de su vivienda, condonándole el resto de la deuda. "Me siento muy orgullosa, mi sufrimiento ha sido grande, he perdido 10 kilos en un año, pero se puede ganar, y se gana. Eso sí, desde ahora, de hipoteca nada, todo de alquiler, sea coche o casa”, concluye.
La victoria de esta mujer que confió en la Justicia no es sino una más de las que se están dando en todos los tribunales de España, en particular en la Provincia de Cádiz, contra la cláusula suelo. Isabel Cordero señala que “en mi caso he conseguido que me condonen la deuda que, injustamente me habían acumulado unos 114.000 euros, con lo que a mí sí que me ha tocado el Gordo en San Fernando”. Afirma Isabel Cordero entre las sonrisas y satisfacción de su padre que está al lado, orgulloso al escuchar el relato de la batalla de su hija el alma, contra la Entidad. En este caso Caixabank (antigua Cajasol), cuyo trato, pese al principio ser inflexible, luego, derivó a un acercamiento tras la anulación de la suelo.
“Después de abonar una cuota muy alta, al menos para mí, 700 euros, que nunca me negué a pagar, lo que quería era una cuota menor, de unos 500 euros, que era lo que podía, pero se negaron”, señala la afectada.
Fue hace un año, relata Isabel Cordero, “me dijeron que no podían hacer nada, que era una decisión que excedía de su competencia, y que era la Central la que le había dicho que no podían rebajarme la cuota, por lo que decidí defenderme poniéndome en manos del experto en Derecho Bancario José Luis Ortiz Miranda y su equipo. Dicho gabinete me lo recomendó el peluquero de San Fernando José María García Merino, al cual también el abogado Ortiz le había ganado su caso, y las cosas empezaron a cambiar”.
“Las demandas son de libro porque los jueces están siendo sensibles a la situación social, sobre todo tras la Sentencia del Supremo sobre la cláusula suelo. Hay entidades que lo han entendido, y no es necesario llegar a pleitos, pero otras no, donde el único camino es la demanda: solicitar la nulidad de las condiciones generales de la contratación. Hay todavía 4 millones y medio de hipotecas en España con cláusula suelo, y los Bancos se están forrando, y obtienen unos 780 millones al año de beneficios por esta cláusula ilícita. No hay derecho, la cláusula suelo es el negocio del siglo para la todopoderosa banca” afirma el abogado Ortiz.