Entrar en el Palacio Provincial de Diputación, en la plaza España, es una tentación para los golosos. La primera pregunta que se te viene a la boca es “¿con qué dulce me quedo” y es que, en principio hasta el viernes y sino hasta agotar existencias, se ha puesto en marcha la muestra ¡Qué rico, Dios mío!, que aglutina los dulces y pasteles de los doce conventos de clausura de la provincia.
Más de 2.000 kilos de ricos manjares hechos por las manos de las mejores reposteras, las monjas de estos conventos que se destinan siempre a fines benéficos y al arreglo, mantenimiento y cuidado de sus fortines, aquellos en los que la cultura y la grandiosidad hace que se guarden verdaderos tesoros.
Las verdaderas protagonistas de este mercado son de pocas palabras, pero las más avezadas insisten en una idea, y es que, si se prueban algunos de estos pasteles, se repite. Se trata de manjares muy relacionados con las fiestas navideñas, como pestiños, polvorones, nevaditos, mazapán, pastelitos variados y otros dulces, hasta llegar a 80 especialidades, además de Rompope, el licor de las monjas del convento de Medina Sidonia.
Las monjas apremian a los golosos a acudir a esta muestra lo antes posible, pues el stock está fijado en 2.000 kilos de estos deliciosos pastelitos, que pueden servir para las comidas y compromisos que se acercan estos días, que se pasan con amigos y familiares.
El horario está fijado de 12.00 a 15.00 horas y de 18.00 a 21.00 horas, pero como bien se insiste, hasta este viernes se podrá disfrutar de esta oportunidad, o bien hasta que se agoten las existencias.
Las participantes animan a los gaditanos a acudir, dando las gracias además a los trabajadores de Diputación de Cádiz, que han montado todo los preparativos para que este año, y ya van 20 de manera ininterrumpida desde 1996 que se abrió al público esta iniciativa, también se pueda poner en marcha dicho mercadillo.
