El director de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, mentó en dos ocasiones a Cádiz en su comparecencia del pasado 24 de septiembre en la Comisión de de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados. En la primera ocasión lo hizo para afear a las autoescuelas que se hubieran echado a la calle en agosto para protestar por el colapso en los exámenes tras el estado de alarma. “¿Qué deben pensar los empresarios del sector de la restauración, de la hostelería, del comercio y de todos aquellos sectores que han sido duramente golpeados por la crisis? ¿Qué la solución es salir a manifestarse en verano con los coches de autoescuelas”, lamentó, al tiempo que subrayó el “esfuerzo ímprobo” que están haciendo los funcionarios, que los examinadores hayan renunciado a vacaciones y hayan hecho horas extra.
Navarro volvió a referirse a la provincia al informar de que se incorporarán dos examinadores más provenientes del Ejército. “Los esperamos desde 2018”, advierte Claudio Blanco, representante de las autoescuelas de la Bahía de Cádiz. “Vuelve a prometerlos porque sabe que estamos barajando nuevas movilizaciones”, explica, y recuerda que el compromiso inicial pasaba por cinco empleados más.
Blanco indica que Cádiz lleva desde el año 2008 sin sumar nuevos examinadores a la plantilla. “Hemos pasado de 38 a 14, porque dos se hallan confinados actualmente y otro, por cuestiones de salud, no puede trabajar ahora mismo con la pandemia”. El próximo año, otro par se jubilará. Y cada funcionario ha pasado de hacer 16 pruebas al día a 12. Si llegan los militares, la situación no cambiaría sustancialmente porque, como consecuencia de la falta de recursos humanos, 10.200 aspirantes esperan para las pruebas prácticas de conducción y circulación a día de hoy.
Durante el confinamiento, entre marzo y junio, dejaron de hacerse entre 5.600 y 5.800 exámenes. La DGT asegura que hizo 14.000 este verano. Pero es insuficiente. Las cifras que manejan las instituciones y las autoescuelas dan cuenta de ello: el porcentaje de alumnos pendientes de examen se ha incrementado una décima en los últimos quince días en lugar de decrecer.
A todo ello hay que sumar los suspensos. Según los datos facilitados por el Gobierno en respuesta parlamentaria, publicada esta semana en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, seis de cada diez alumnos gaditanos no superan la prueba. En España, la media es menor: solo aprueba un tercio.
El director de la DGT lamentó en su intervención estas cifras y consideró que está fallando la formación. En este extremo, el representante de las autoescuelas está de acuerdo pero advierte de que la normativa no es propicia. “Desde hace unos ocho años, no puedo negar a un alumno que vaya a examen”, asegura. Por otra parte, dado que, desde que se solicita la prueba y se hace transcurre al menos un mes y medio, la mayoría de los alumnos deja de practicar durante ese periodo, solo da unas clases prácticas más antes de la fecha del examen, por una cuestión puramente económica, y se presenta sin la debida pericia adquirida. También hay, advierte, autoescuelas low cost, que obtienen beneficios de los suspensos por la renovación de papeles. “Si hubiera examinadores suficientes -insiste-, se podría elaborar un plan de formación” adaptado a cada aspirante.
Por otro lado, le resulta especialmente preocupante la dificultad que tienen los gaditanos para adquirir carnés profesionales”, pese a la demanda creciente del sector del transporte a raíz de la crisis sanitaria. “La única solución a corto plazo pasa por que los examinadores hagan horas extras”, propone. Opción que solventaría además otro reto al que se enfrentan en los próximos meses. “Otoño e invierno son duros, cae el número de alumnos. ¿Quién va a mantenerse abierto si solo puede presentar a dos para examen cada quince días?”, se pregunta. “Quien no ha cerrado ya, cerrará”, augura.