Varios pesqueros de la flota de Cádiz estrenarán mañana el nuevo acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, con la esperanza de que ese caladero siga siendo tan rico como lo era hace casi tres años cuando, antes de la ruptura del anterior protocolo, faenaron en él por última vez.
El paso que depende totalmente de los pescadores, la puesta en marcha del nuevo acuerdo y la salida a la mar, es a ciencia cierta el más ágil y rápido que se ha dado en el largo proceso que ha llevado a la renovación de este protocolo.
Apenas unas horas después de recibir el viernes por la tarde sus licencias, tres pesqueros de Barbate (Cádiz) fueron ayer a pasar la obligatoria inspección técnica a Tánger (Marruecos) con la idea de no perder tiempo y salir a faenar cuanto antes.
Lo harán mañana. Los quince palangreros de Algeciras que recibieron también el viernes sus licencias han programado sus inspecciones en el puerto de Tánger entre el lunes y el martes.
Y tampoco piensan entretenerse, porque algunos de los que van mañana, nada más pasar la inspección, en el viaje de vuelta a Algeciras, ya se detendrán a echar las redes.
La incorporación de los barcos españoles al caladero marroquí será progresiva.
Ya lo pueden hacer, porque tienen en mano la licencia y sólo les resta pasar la inspección de sus barcos en Marruecos, la mitad de los 98 barcos españoles que podrán faenar en aguas de Marruecos en virtud del nuevo acuerdo y que son la mayoría de los 126 europeos beneficiados por el mismo.
Son 28 andaluces, todos ellos de la provincia de Cádiz, 16 de Canarias, seis gallegos y dos vascos, según informó el secretario general de Pesca, Andrés Hermida.
El resto de los españoles tendrá que esperar un poco más. Son los que decidieron no abonar la cuota de sus licencias en julio pasado, cuando el rey marroquí Mohamed VI dio el último paso burocrático y firmó el protocolo, porque entonces no se fiaron de abonar las cuotas y de echarse a la mar con algunos detalles técnicos todavía en el aire.
Estas dudas fueron solventadas en la comisión mixta que se reunió en Rabat el pasado 9 de septiembre, tras la que Marruecos ha emitido las licencias a los barcos que han abonado las cuotas de sus licencias.
Acaba así el "culebrón", como muchos pescadores han llamado a este proceso, que se inició en diciembre de 2011 cuando el Parlamento Europeo votó en contra de la prórroga del anterior acuerdo y Marruecos ordenó ese mismo día a los pesqueros europeos salir de sus aguas.
Hace catorce meses, en julio de 2013, Marruecos y la Unión Europea alcanzaron un nuevo acuerdo, que fue aprobado por la Eurocámara tres meses después, en octubre de ese año, y ratificado por el parlamento marroquí cuatro meses más tarde, el pasado mes de febrero.
El protocolo necesitaba por último la firma del rey de Marruecos, que se hizo esperar seis meses más, hasta que el pasado 14 de julio, en la primera visita oficial a su país de los Reyes de España, fue rubricado.
Ahora ya sí que los pescadores podrán empezar a faenar allí con un acuerdo por el que Marruecos recibirá de Europa 40 millones de euros anuales (frente a los 36,1 millones del anterior) y que permitirá a los pescadores, que también han visto encarecido el precio de sus licencias, ampliar hacia el sur su zona de faena.
Lo hacen con la incertidumbre de saber si el caladero, con sus especialmente valorados boquerones, sigue siendo igual de rico o si, por el contrario, en estos casi tres años en los que los barcos europeos han estado ausentes de él, sus recursos se han agotado.
Pero todo el mundo espera que el acuerdo, que en España dará trabajo a 700 marineros, cuatrocientos de ellos andaluces, sea rentable y que, al menos, sirva para compensar la paciencia con la que los pescadores lo han aguardado.