Conil

García Caro: “Debe haber un punto y final en la construcción de viviendas ilegales”

La concejala de Urbanismo de Conil habla del presente y el futuro del urbanismo y de la situación de las viviendas irregulares, entre otros temas

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • María del Carmen García Caro, concejala de Urbanismo en Conil.
  • "La verdad es que los propios ecologistas se extrañan cuando ven que la actitud de un Ayuntamiento es de protección"
  • "Llegan proyectos de todas clases. Pero nuestro desarrollo está repensando y sabemos dónde se debe ubicar todo"
  • "Pero el principal problema es que los ayuntamientos, y el de Conil no es una excepción, no tenemos medios para atajar ese problema"

El presente y el futuro del urbanismo en la localidad, las líneas maestras de su gestión y la situación de las viviendas irregulares, forman parte de esta entrevista a María del Carmen García Caro, responsable municipal de  Urbanismo y Obras Públicas; Estadística; Presidencia; Campo y Monte Público; y Desarrollo Económico..

Siempre vamos a estar de lado de los afectados porque, aunque la ley no distingue este hecho, hay un problema social cuando hablamos de viviendas en la que viven familias y que las tienen como su único hogar

 

¿Cuál es el objetivo del urbanismo de Conil a medio y largo plazo?

–Ahora mismo aún quedan algunas zonas en el actual Plan General de Ordenación Urbanística, PGOU, por desarrollar. En concreto, la zona entre la ronda norte y la segunda ronda norte para que nos entendamos, todo lo que es Pocito Blanco, y luego en la zona de la Fuente del Gallo. En algunas de ellas ya estamos trabajando junto a los propietarios en proyectos de urbanización. Hace unos meses aprobamos en Pocito Blanco, en lo que se conoce como Malpica 2,  un acuerdo con la propiedad para que nos cediesen unos suelos de 106.000 metros cuadrados y construir, a través de un plan parcial, unas 300 viviendas sociales. Todo el planeamiento se ha vuelto a reactivar y a medio plazo la idea es que, cuando esté agotado todo este suelo que hay que poner en carga, es acudir a una revisión del PGOU para repensar cómo queremos que crezca Conil a través de un procedimiento participativo, en lo que el municipio es pionero porque tenemos que contar con la gente para decidir hacia dónde queremos que vaya nuestro pueblo y cómo queremos que se siga desarrollando. Esa es la idea que hay a medio plazo.

 

Actualmente se trabaja sobre revisiones parciales ¿no?

–Sí, el PGOU está aprobado desde 2003 y es uno de los pocos planes generales aprobados debido a la dificultad que conlleva a causa de una normativa tediosa y garantista. Son procedimientos muy largos y en muchas ocasiones cuando logras su aprobación no se adecua a las necesidades del municipio. En nuestro caso, afortunadamente el nuestro está en vigor tras una adaptación en 2013 a la LOUA (la Ley anterior a la actual LISTA de la Junta). Y en estos años se han realizado numerosas revisiones por distintas cuestiones, como ahora ante la necesidad de poner suelo en carga para hacer frente a la construcción de una nueva Estación Depuradora porque la actual ha cumplido con su  misión. También se ha cambiado la clasificación del suelo (a industrial) para que la Cooperativa de Las Virtudes pueda ampliar y actualizar sus instalaciones en el proyecto de cuarta gama y con ello dinamizar la economía y generar empleo. En definitiva, el tiempo es que te indica cuáles son las nuevas necesidades y sobre ellas se realizan estas revisiones.

 

Dentro del urbanismo local, una de las cuestiones que más llaman la atención es la gran cantidad de suelo que protegéis...

–Sí. Castilnovo cuenta con una protección recogida ya en el PGOU y en el POT de La Janda, pero entendemos que esa protección es insuficiente para que no sea una cuestión política y se siga manteniendo en el tiempo. Por ello, le hemos pedido en varias ocasiones a la Junta de Andalucía que aplique diferentes mecanismos de protección que nos de tranquilidad para que esa zona permanezca para el disfrute de todo el mundo. Lo último que se le ha pedido es que sea considerado como paraje protegido y la respuesta ha sido negativa al entender que no reúne los valores que recoge nuestro informe. Y en esa pelea es en la que estamos. También apostamos por la protección de todos nuestros acantilados… es una seña de identidad de Conil proteger nuestro entorno natural. Ahora estamos en otra modificación del PGOU de unos suelos en la zona del río Roche, en dos sectores clasificados como urbanizables y queremos protegerlos dejándolos como no urbanizables. Estamos en los inicios de esa tramitación administrativa. Hablamos en este caso de más siete millones y medio de metros cuadrados.

María del Carmen García Caro, concejala de Urbanismo en Conil.

En total hay unos 45 millones de metros cuadrados protegidos o que el Ayuntamiento al menos trata de proteger… ¿le extraña esa actitud de la Junta de no ayudar a esas medidas de protección medioambiental, contrarias a un desarrollo urbanístico descontrolado?

–La verdad es que los propios ecologistas se extrañan cuando ven que la actitud de un Ayuntamiento es de protección cuando la inercia te lleva a un urbanismo salvaje. La verdad es que este Consistorio ha sido pionero en introducir dicha protección dentro de sus planes estratégicos, los cuales definen, tras un procedimiento participativo con todos los sectores y colectivos sociales y económicos, hacia dónde queremos ir. Conil siempre lo ha tenido claro. Y por supuesto que llama la atención que la Junta de Andalucía no ayude a seguir esa línea. No sabemos cuáles son sus razones. Nos gustaría que se atendiera el sentir de todo el pueblo. Pero no ha sido solamente con el actual Gobierno de la Junta, también nos ocurría con el anterior con el PSOE al frente. Lo que sí es cierto es que al principio, cuando se protegió Castilnovo en el PGOU nos tacharon de locos pero el tiempo nos ha dado la razón. Hemos hecho bastante pedagogía al respecto y hoy en día pues en un sentir y un clamor popular apostar por proteger el entorno natural. De hecho, la última revisión para proteger los dos sector del río Roche ha obtenido la unanimidad en el Pleno, lo que otorga más respaldo si cabe a estas decisiones.

 

También se apuesta más por hoteles pequeños que por macroproyectos, pero ¿le llegan este tipo de proyectos a Urbanismo?

–Claro que llegan. Llegan proyectos de todas clases. Pero nuestro desarrollo está repensando y sabemos dónde se debe ubicar todo y hay zonas dedicadas a futuras construcciones hoteleras. La tendencia en la localidad es que puedan convivir hoteles de cuatro estrellas con hoteles familiares y con encanto. En este aspecto, también somos pioneros en tener una cooperativa de este último sector para que se unan y compitan con las grandes cadenas. Tenemos muchos hoteles con encanto, hostales y pensiones que funcionan bastante bien. También tienen cabida hoteles más grandes sin llegar a ser complejos porque eso no lo queremos aquí. Queremos que los turistas que nos visiten se relaciones con el pueblo. No queremos crear burbujas donde cuando el turista regresa a su casa no ha pisado Conil.

 

¿Hay muchas presiones para que se desarrollen más proyectos en Conil?

–No hay mucha presión. La gente ha entendido cuál es el modelo de nuestro pueblo. Es cierto que te puede venir un empresario con la idea de montar un camping pero también lo es que están también acotados en el PGOU. Hay presiones pero lo que hemos comentado antes, tenemos tan claro qué es lo que queremos que no nos afectan. Como dice el alcalde, Juan Manuel Bermúdez, es preferible desde el minuto uno hablar muy claro para que no haya lugar a equívocos. Nosotros escuchamos a todos el mundo y les atendemos, pero desde el minuto uno las cosas quedan bien claras y les explicamos que no estamos interesados en según qué tipo de proyectos en nuestro pueblo. Por ejemplo, en cuanto a macroproyectos tenemos claro que no encajan aquí. Eso no quita que, en el día a día, con todas las licencias de obras mayores que se otorgan a pequeñas construcciones suponen una gran inyección económica para el municipio.

 

¿Qué significa el proyecto que transformará el frente costero y el Paseo Marítimo de Los Bateles?

–Estamos muy contentos. Nos presentamos a esas ayudas europeas de fondos para la sostenibilidad turística con una cuantía determinada para un boceto de proyecto que se redefinirá a través de un proceso participativo. Al final nos han concedido tres millones de euros. El Paseo Marítimo, con el paso de los años, ha cumplido su misión y había que repensarlo para proyectar uno nuevo que sea más amable en el que los peatones, los niños y el deporte tengan más protagonismo. La verdad es que estamos muy ilusionados porque entendemos que dará respuesta a un paseo marítimo que dé respuesta a otro tipo de ciudad que sea más amable y sostenible pero de verdad, no solo sobre el papel.

 

En cuanto a la situación de las viviendas irregulares… ¿qué postura tiene el Ayuntamiento sobre el más que probable derribo de algunas casas que afectan a vecinos que, como se vio en el último pleno, están desesperados?

–La postura del Ayuntamiento siempre ha sido ponernos al lado de las familias que están pasando por una situación complicada cuando tienen una orden de derribo. La postura del Ayuntamiento en lo inminente es estar de la mano de estos vecinos, de la mano de sus abogados, en la entrega de todos los documentos que soliciten para que los jueces los valoren. Fundamentalmente hablamos del AFO (Asimilado Fuera de Ordenación), que es una herramienta que el decreto de la Junta, asumida en la LISTA, ha puesto en manos de los ayuntamientos como medida para la regularización de viviendas. En esto es en lo que hemos trabajado, en la posibilidad de otorgar AFOs para que los afectados puedan presentárselos a los jueces y que éstos valoren si sirven como medida para omitir el derribo. Nosotros estamos al lado de las familias como no puede ser de otra manera, aunque sí es cierto que la política nuestra en este sentido es clara: tiene que haber un punto y final. Los municipios, sobre todo costeros, en toda Andalucía, hemos sufrido las consecuencias de las construcciones ilegales. Es una realidad en la que tampoco podemos ahora mirar hacia otro lado. Creemos que debe haber un punto y final, no se puede seguir construyendo en el campo porque estamos esquilmando todos los recursos que tenemos. Pero el principal problema es que los ayuntamientos, y el de Conil no es una excepción, no tenemos medios para atajar ese problema. No tenemos medios ni personales, ni materiales y se hace muy complicado poder llegar a todas las construcciones ilegales. Y eso conlleva que se den agravios comparativos entre los propios vecinos porque se llega a unas construcciones y a otras no. Eso genera un agravio comparativo importante y por eso entiendo a la gente que está con una orden de derribo inminente. Y esto es importante, porque cuando ya hay una ‘cosa juzgada’ poco o nada se puede hacer. Es exclusivamente decisión del juez. Si una vivienda va a entrar en un plan parcial donde ese suelo para a ser urbanizable, podría haber una opción de que no se derribe la vivienda… son herramientas muy concretas que podrían lograr que se dé marcha atrás a una decisión, pero nunca va a existir una ley que contravenga una decisión judicial ya tomada. Y nosotros como ayuntamiento tampoco tenemos la capacidad de intervenir en lo que ya un juez ha dictado. Lo que sí podemos es ofrecer las herramientas que nos da la ley a través del decreto de la Junta, que es el AFO. Y así lo hemos concedido para que el juez lo valore. Pero reitero, siempre vamos a estar de lado de los afectados porque, aunque la ley no distingue este hecho, hay un problema social cuando hablamos de viviendas en la que viven familias y que las tienen como su único hogar.

 

A pesar de todo, ¿el problema persiste?

–Conil históricamente ha estado vinculado al campo. Muchos vecinos han vivido en el campo. No es un problema nuevo aunque en los últimos años se ha acentuado muchísimo. La gente se hacía su casita en el campo y explotaba su tierra, pero también es cierto que hoy estamos en otra coyuntura totalmente diferente. Eso sí, Conil no es un ejemplo de urbanizaciones ilegales, sino que la mayoría son personas que viven en una casa que se hicieron en un trozo de tierra que lleva años en la familia. Pero sí se ha desvirtuado en los últimos años y se ha generado un problema urbanístico y medioambiental. Un problema grave que los políticos, no solo a nivel local, deben afrontar y coger el toro por los cuernos para decir hasta aquí hemos llegado. Pero insisto, sin recursos es muy complicado.

 

¿Qué le demanda la zona del campo?

–Las principales demandas al Ayuntamiento hacen referencia a las infraestructuras. Mejora de caminos, cunetas, cauces de agua limpios. Cuestiones relacionadas con la proximidad de los contenedores al ser un diseminado bastante amplio en el que se prestan los servicios básicos. También nos piden actividades culturales y festivas. Intentamos en la medida de nuestras posibilidades que la zona que hay en El Colorado, en el centro de multiusos, llevar el mayor número de eventos para acercar esas cuestiones al campo. Precisamente se está haciendo en ese centro una sala de estudio a través de un proyecto del  GDR del Litoral, para dar respuesta a los niños y niñas de la zona. Las obras van a buen ritmo. Como responsable del Campo estoy muy ilusionado porque se trata de poco a poco ir acercando recursos, dotaciones e infraestructuras a esa zona.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN