Los medios de comunicación han comenzado ya a desvelar los próximos premiados con los prestigiosos Premio Nobel. Con este galardón se reconocen las contribuciones más importantes en favor de la humanidad desarrolladas durante el último año. Un evento de importancia mundial, en el que cada año, como ocurre en la gala de Eurovisión, España se suele ir con las manos vacías.
Estos premios, cuya intención es reconocer la labor de científicos, artistas y diplomáticos que trabajan para mejorar la vida de toda la humanidad, se fundaron en 1895 por el inventor y empresario sueco Alfred Nobel, curiosamente inventor de la dinamita.
Aunque Nobel se llevó a la tumba la explicación de cada categoría, en vida mostró un gran interés en la física, la química, la medicina y la literatura, cuatro de las cinco disciplinas originarias. Se cree que la quinta categoría, el Nobel de la Paz, nació de su profunda amistad con la pacifista austriaca Bertha von Suttner. El sexto premio, el de economía, fue propuesto por el Banco Nacional Sueco en 1968 y nombrado en honor a Nobel.
Los primeros premios se otorgaron en 1901 y, desde entonces, los han recibido más de 900 galardonados, de forma individual o en equipos de hasta tres personas. Cada premio incluye un diploma, una medalla conmemorativa y una suma de dinero que este año va a alcanzar la nada despreciable cifra de 964.000 euros. La ceremonia de entrega de premios tiene lugar en Estocolmo el 10 de diciembre, fecha en la que falleció Alfred Nobel. El Nobel de la Paz se otorga en Oslo, Noruega, esto se debe a que estos dos países antes estaban unidos, y se separaron 4 años después de que se entregara el primer galardón.
Para intentar ser nominado o ganar el premio nobel de física no se necesita una serie de requisitos, sino que el espíritu es reconocer el avance del conocimiento y por una sociedad mejor. El ganador de este premio es el científico o científicos (lo puede ganar un grupo de personas) que más sobresalen por su contribución o contribuciones en el campo de la física.
Las tres especialidades de ciencias han vuelto a mostrar la cruda realidad de estos galardones. Por un lado, el escaso reconocimiento de la mujer (únicamente el 6% de los premios han sido concedidos a mujeres desde 1901) y, por otro lado, la nula repercusión que sigue mostrando la ciencia en nuestro país, que otro año más ha vuelto a estar fuera de las quinielas (y ya van 63 ediciones consecutivas)
Alain Aspect, John Clauser y Anton Zeilinger han sido los ganadores del Premio Nobel de Física 2022 por sus innovadores experimentos sobre física cuántica, es decir el comportamiento de las partículas más pequeñas de la materia. Sus resultados han servido y servirán para desarrollar nuevas tecnologías basadas en información cuántica y métodos más seguros de encriptación de la información.
Los científicos Carolyn Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharpless son los ganadores del Premio Nobel de Química 2022 por el desarrollo de una herramienta ingeniosa para la construcción de moléculas. El Nobel de este año premia el desarrollo de la química del clic y la química bioortogonal, técnicas que ayudarán a mejorar el diseño de fármacos contra el cáncer. Las cifras de afectados por esta enfermedad son cada vez mayores por lo que este trabajo tendrá tiene un gran impacto futuro en la ciencia y en la sociedad.
Finalmente, el investigador sueco Svante Pääbo ha sido el ganador del premio Nobel de Fisiología y Medicina 2022 por sus hallazgos sobre el ADN de los neandertales. Este fascinante análisis permite entender de dónde venimos, por qué somos como somos y, sobre todo, qué nos distingue de las demás especies que han compartido con nosotros el planeta. Entre otros descubrimientos, ha permitido entender el cruce entre sapiens y neandertales hace 40.000 años y cómo esta hibridación afecta a nuestra carga genética y a manifestar ciertas características y enfermedades como la depresión, el cáncer o la diabetes.
A pesar de que cada año llenamos nuestras vitrinas de éxitos y reconocimientos deportivos tanto a nivel individual como colectivo, España no es un país que destaque mucho en materia de investigación científica, ya que ni las ganas ni las inversiones realizadas son las mejores para lograrlo.
A pesar de lo apasionante que puede sonar, la vida de un científico en este país es, por lo general, precaria y complicada. Muchos centros de investigación apenas reciben las ayudas necesarias del gobierno para completar sus proyectos. Sus investigadores deben encadenar contratos temporales de corta duración o esperar la adjudicación de becas con escasa dotación, por lo que la sensación de incertidumbre e inestabilidad laboral es continua.
Muchos de los más brillantes jóvenes científicos españoles se ven obligados a buscar posibilidades fuera del territorio nacional. Así, es complicado desarrollar avances innovadores que contribuyan a mejorar el escaso crédito científico de nuestro país.
Españoles con Nobel
De este modo, únicamente dos españoles han conseguido ganar un nobel en ciencia. Si bien, España ha recogido un total de siete galardones, cinco de ellos han sido en literatura y sólo dos en alguna disciplina científica, concretamente en la de medicina y fisiología. El primero de ellos fue Santiago Ramón y Cajal en 1906 con Camilo Golgi, en reconocimiento por su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso y el segundo fue Severo Ochoa junto con el bioquímico estadounidense Arthur Kornberg por sus descubrimientos sobre el mecanismo de síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y el ácido desoxirribonucleico (ADN).
Hay varios científicos españoles que han estado varias veces nominados y que han podido ganarlo perfectamente: Jaume Ferrán i Clúa por su aportación en la vacuna contra el cólera, José Gómez Ocaña por sus investigaciones sobre la glándula tiroides, August Pi i Sunyer, Pío del Río Hortega o recientemente Francisco Juan Martínez Mójica, descubridor del mecanismo bacteriano sobre el que se ha construido la técnica CRISPR-Cas9, gracias a la cual se llevaron el galardón de química en 2020 las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna.
La realidad es que España tiene un serio problema que va mucho más allá de ganar o no un galardón. La realidad científica en la que nos encontramos es preocupante, más todavía cuando mostramos un atraso tan grande en disciplinas indispensables a día de hoy como la química, la medicina, la ingeniería genética o la biotecnología. Invertir y creer en ella no solo contribuiría a mejorar nuestra economía, a su vez nos aportaría un mayor peso a nivel mundial. Deberíamos empezar a tomar medidas serias, eficaces y contundentes para mejorar en este ámbito. El primer paso es concienciar a la población sobre la necesidad de una buena cultura científica y exigir un espacio y un trato adecuado para la divulgación científica en nuestros medios de comunicación.