Ya sólo queda apelar al sentido común y a la responsabilidad individual y colectiva. Reducir al máximo las posibilidades de contagio de coronavirus dependerá del civismo y el buen comportamiento de las personas que, si el tiempo lo permite, llenarán las calles de alegría y color en Semana Santa.
Las procesiones regresarán dos años después y para su desarrollo sin incidencias, la recomendación principal es la del uso de la mascarilla en los desplazamientos durante esos días y hacer más uso del transporte público.
Si se participa como penitente o como espectador de las procesiones en la vía pública, es conveniente usar la mascarilla y mantener las distancias en la medida de lo posible, así como la higiene de manos.
Pero si eres costalero o portador, la premisa es clara. En caso de síntomas compatibles con el coronavirus o si se ha estado en contacto con una persona positiva a 48 horas de la Estación de Penitencia, quédese aislado. Y si no, se aconseja la realización de test de antígenos antes de las salidas procesionales, mantener las reuniones previas o posteriores al aire libre o en espacios no cerrados en locales amplios con buena ventilación, usar mascarilla durante la procesión, y realizar limpieza y desinfección con guantes y mascarilla de las patas del paso o trono antes y después de la salida procesional.
También se aconseja un buen lavado de manos al inicio de la salida del paso y al incorporarse tras un relevo, no compartir bebida, y ventilar el espacio interior de los pasos durante las paradas y estaciones de penitencia.
En cuanto a las bandas de música o agrupaciones musicales, lo ideal es mantener la mayor distancia posible entre los músicos de instrumentos de viento con el público asistente.
Si todos cumplimos, será una gran noticia contarles días después al Domingo de Resurrección que el regreso de las procesiones de Semana Santa ha culminado con éxito y de manera ejemplar.