En un año ha pasado de acoger a turistas de todo el mundo a convertirse en un barrio deprimido. Los comerciantes de la Judería de Córdoba lanzan un SOS.
¿Lo escuchan? Es el silencio. Parafraseando a Albert Rivera, el ex líder de Ciudadanos, y aterrizando en la dura y preocupante realidad de nuestros días, darse un paseo por la Judería y el Casco Histórico de Córdoba sirve para palpar la tristeza de la zona turística de la ciudad por excelencia. Incluso la falta de transeúntes ha hecho que hayan aumentado los problemas de seguridad en esta zona a causa de hurtos y robos.
Una gran depresión provocada por la pandemia que ha azotado de lleno a la actividad económica. Los pocos negocios abiertos hacen cajas que apenas superan el euro y medio. Porque muchos han cerrado temporalmente hasta que la situación mejore. Otros, desgraciadamente, no volverán a levantar su persiana. La persiana de la alegría de ver a tantos y tantos turistas pasar ha desaparecido y se desconoce su paradero. No es de extrañar por tanto que "anímicamente estamos mal". Han perdido una temporada y todas sus energías estaban en la primavera de 2020. Así lo expresa María Amo, la presidenta de la Asociación de Empresarios y Comerciantes del Casco Histórico y la Judería de Córdoba. Confiesa a Viva Córdoba que "nuestros almacenes estaban llenos de género y ahora estamos pagando esa mercancía a la que no vemos salida".
Y esta situación va para largo. Aún quedan meses de supervivencias para las 800 familias que viven de su negocio ubicado en la zona más castigada con diferencia de Córdoba por el coronavirus. Por eso han pedido a las administraciones públicas que adopten medidas a corto, medio y largo plazo. La reducción de impuestos municipales, autónomicos y nacionales, un mayor plazo de devolución de los créditos ICO, soluciones para el alquiler, las hipotecas, la reducción de gastos en la factura energética o la ampliación de los ERTES están entre sus peticiones.
Una situación dramática que viendo imágenes como estas, garantiza una película de suspense de la que ningún cordobés desea ser protagonista de esta historia basada en hechos reales.