Tenemos la responsabilidad de ejercer la jefatura de nuestras vidas, y no nos merece la pena alejarnos de esas amistades que en muchas ocasiones son un soporte. emocional. Además, en ocasiones no podemos escondernos en la prosopagnosia, esa agnosia visual, esa incapacidad en reconocer los rostros.
Tampoco debemos caer en hacer interpretaciones que más que realidades parecen sueños, y Hubieron hecho las delicias de Sigmund Freud. Resulta poco recomendable dedicarnos a jodernos la existencia, en lugar de caminar entre historias de amor e intensas aventuras.
En los tiempos en los que vivimos descubrimos que la posverdad , eso tan de moda en nuestras vidas, apelando a las emociones frente a los hechos objetivos, ha venido para quedarse , parando los pies a quienes nos provocan con ciertos malestares que no merecemos, y encontrando la manera de hacer lo que no hemos podido conseguir hasta la presente.
Cuando estamos en el servicio público, tenemos que ser cercanos, porque nuestros empleadores son los ciudadanos y ciudadanas. Hemos de tener paciencia y perseverancia y que nuestra preparación, formación y cultura no nos haga caer en la petulancia ni en la prepotencia.
Hay ocasiones en las que somos héroes aunque no necesitemos serlo y otras en las que no sabemos pasar desapercibidos. Planificamos para un día “D” ignorando que la inmensa mayoría de las veces lo importante es como seremos capaces de afrontar la jornada posterior.
Casi siempre procuramos hacer lo que nos toca, sin pensar que lo recomendable en ocasiones es romper las reglas, rebelarnos y no someternos, o hacer aquello que nadie espera de nosotros. Resulta absurdo hasta la hilaridad querer mantenernos en el misterio cuando todo está claro.
No debemos empeñarnos en cortar las calles en lugar de trazar amplias avenidas por las que transitar, viajar al pasado en vez de mirar hacia el futuro, jugar a perder y no apostar por ganar, rechazar lo negativo y no dedicar nuestros esfuerzos a defender lo positivo.
Otras veces, nos cegamos en no ver lo que tenemos delante de nuestras narices, Prestamos toda nuestra atención a lo superfluo olvidándonos de lo fundamental, evitamos enfadarnos y perdemos la ocasión de gozar de la alegría.
Nos preguntamos con frecuencia porque no nos suben los salarios y nos dan la posibilidad de que gastemos más y creemos más riqueza entre todos, y cada vez ganamos menos y como consecuencia los que pueden gastar, son tan patriotas que se llevan sus dineros fuera para tenerlo a salvo en paraísos fiscales.
Será verdad el tópico que se dice de que la realidad supera a la ficción, o es posible que no seamos conscientes que la mayor fantasía se instala en lo que nos parece la cotidianidad, y resulta que podríamos sacar de nuestras vidas argumentos para mil películas.
Entre la seguridad y el riesgo nos damos cuenta que hemos de diferenciar entre lo que creemos ver y lo que realmente vemos. , que no es lo mismo el último vuelo del primer pájaro que el primer vuelo del último pájaro, y que cuando carecemos de ideas, nos faltan las palabras y están ausentes los símbolos.
Superar las dificultades nos hace mejores personas, siendo consecuentes y no traicionándonos a nosotros mismos. Debemos encontrar la clave de hacer las cosas que nos gustan y que nos hacen felices.