Cuando no los resultados no llegan y la parafernalia creada alrededor en busca de un golpe de efecto empieza a decaer, se suele decir que la realidad de los acontecimientos y protagonistas de la historia, comienzan a salir.
Valga esta introducción para explicar el claro retroceso que, once jornadas después, está mostrando el Betis desde que Julio Velázquez fuera cesado de su cargo, Juan Merino lo relevara provisionalmente; y Pepe Mel tomara el mando en el banquillo así como en la dirección deportiva del club verdiblanco, tras un extenso periodo de negociaciones.
Un equipo que sin duda tuvo su punto álgido con la victoria del Molinón; si bien ha carecido de la continuidad en el tiempo que se atisbaba en el horizonte, pues cuando parecía que el cuadro verdiblanco había encadenado una serie de buenos partidos y sensaciones positivas, fantasmas del pasado sobrevuelan el Benito Villamarín.
Números en mano, Mel no ha sido capaz (al menos a día de hoy), superar el balance de triunfos y derrotas que con similar trayectoria, acumulaba Velázquez en su etapa como técnico del Betis.
Trece puntos de 21 posibles que además, van acompañados de síntomas en la fluidez de juego, que parten de errores del propio Mel y terminan con la falta de confianza de su mejor jugador, Rubén Castro.
Girona, Las Palmas y Valladolid asoman en el duro calendario que le aguarda a los heliopolitanos. Mel, con signos de nerviosismo reflejados en su última rueda de prensa en Albacete, debe ser el líder.
