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Casillas, el fin de una era

El portero blanco deja atrás dieciséis temporadas en las que ganó todos los títulos posibles que en forma de trofeo decoran unas vitrinas agradecidas a un guardameta que pone fin a una era

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La marcha de Iker Casillas del Real Madrid dejará un gran vacío en el vestuario de Rafael Benítez, que pierde a uno de los pilares del club en la última década y media. El portero blanco deja atrás dieciséis temporadas en las que ganó todos los títulos posibles que en forma de trofeo decoran unas vitrinas agradecidas a un guardameta que pone fin a una era.

Casillas era hasta hoy el único componente de la plantilla blanca que vivió en su propia piel y de primera mano la época dorada del Real Madrid de los "Galácticos" que ganó la Liga de Campeones de 2002. También era el único que aún presumía de haber logrado la octava, en 2000, cuando aún quedaban los restos de otra generación.

Aquella de Fernando Hierro y Manolo Sanchis, el último de la "Quinta del Buitre", también la disfrutó Casillas. Fue el gancho entre dos estilos que tuvieron más o menos éxito y en ambos fue un protagonista esencial. De 1999 a 2015, Iker Casillas fue historia eterna en activo dentro del Real Madrid.

En el equipo que deja el ya ex capitán blanco, solo Sergio Ramos podrá contar historias de Zinedine Zidane, David Beckham o Ronaldo Nazario. Sin embargo, el defensa sevillano vivió junto a esas figuras en la decadencia galáctica, cuando las puertas se fueron abriendo para la salida de todos justo cuando él llegó.

Por eso, la marcha de Casillas acaba con la de toda una generación que vivió el resurgir europeo del Real Madrid. Después de la ansiada octava Copa de Europa, emergió de la nada para convertirse en uno de los máximos exponentes de la siguiente generación de madridistas junto a Raúl González y José María Gutiérrez "Guti".

Hace tiempo que sus dos compañeros de batalla abandonaron el Real Madrid. En su momento, no lo hicieron por la puerta grande. Una rueda de prensa despidió a Guti y un partido homenaje años después de su marcha reconoció los méritos de Raúl.

Pero juntos sí comenzaron a forjar su propia leyenda. Cuando Casillas llegó al primer equipo, ambos ya acariciaban el éxito junto a los mayores.

Fue el último en llegar, pero con ellos disfrutó al máximo desde el día que estaba en el instituto de Móstoles y recibió un aviso de su director: tenía que hacer las maletas corriendo porque Santiago Cañizares se había lesionado y le habían convocado para viajar a Noruega a un partido de Liga de Campeones ante el Rosenborg.

Aquel 27 de noviembre de 1998, cuando solo tenía 16 años, comenzó la historia de Iker Casillas, que se hizo más solida cuando debutó el 12 de septiembre de 1999 en el estadio de San Mamés frente al Athletic Club. Desde ahí hasta su despedida, han pasado dieciséis años.

En ellos vivió el sabor de la gloria y de la derrota. Muchos fueron sus momentos inolvidables, como cuando renació de las cenizas en la final de la Liga de Campeones que ganó al Bayer Leverkusen en 2002. Todos recuerdan su llanto cuando el Real Madrid ganó el título. Sólo jugó 23 minutos, fue suplente, pero una lesión de César le permitió salir para hacer tres paradas decisivas.

Después llegaron más trofeos. En total, su carrera está jalonada de éxitos: cinco Ligas, dos Copas del Rey, tres Ligas de Campeones, cuatro Supercopas de España, dos Supercopas de Europa, una Copa Intercontinental y un Mundial de Clubes. Todo eso lo ganó con el Real Madrid.

Su felicidad fue plena hasta el último año de José Mourinho. Hasta entonces, sus preocupaciones simplemente fueron deportivas. Vivió grandes derrotas y épocas oscuras, como las seis temporadas seguidas en las que su equipo fue incapaz de pasar de los octavos de final de la Liga de Campeones, la final del "Centenariazo" o el año 2004, en el que lo perdió todo en pocos meses: Liga, final de Copa ante el Zaragoza y Copa de Europa en cuartos con el Mónaco.

Las tres últimas temporadas de Casillas han sido una agonía. Todo empezó con José Mourinho, que cuajó bien con su capitán en sus dos primeros años. Sin embargo, en el tercero, todo se torció tras las luchas intestinas contra el Barcelona en las que Casillas medió tras llamar a Xavi Hernández para rebajar una tensión que podía afectar a su querida selección española.

Ese hecho, sumado a un evidente bajón en su estado de forma, llevaron al portugués a sentar a Casillas en un duelo ante el Málaga en La Rosaleda. Puso a Antonio Adán en la portería para darle un toque de atención. Después, recuperó la titularidad, se lesionó, llegó Diego López y fue suplente hasta el final de curso y todo el siguiente con Carlo Ancelotti.

En las últimas dos campañas, un sector de su público comenzó a silbar a la persona que parecía intocable. Cada acto de Casillas fue analizado con lupa durante un par de años. Cada error, elevado a los altares. Uno de ellos, en la final de Lisboa ante el Atlético, pudo costar la Décima al Real Madrid. Sergio Ramos lo arregló en el minuto 93.

Aquel fue su último gran título. Hace más de un año de aquello. Ahora, tras una temporada en blanco, Casillas dice adiós al Real Madrid. Con él, se va un hombre que convivió con varias generaciones y que fue el más aplaudido y el más criticado.

Deja atrás a los "Galácticos", al último de la "Quinta", a los últimos grandes canteranos -Raúl y Guti- y, como no, a la monstruoso equipo aglutinado alrededor de Cristiano. Se acabó una era en el club blanco. Ahora se abre la era sin Iker Casillas. Desde ya, el contador se ha puesto a cero. Comienza una nueva etapa, la etapa post Casillas. Sin él, habrá un antes y un después.

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