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El séptimo de caballería (2-0)

Los nervionenses cierran con su séptima victoria consecutiva en Liga como local un 2015 que fue sobresaliente en lo deportivo

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  • Triunfo sin despeinarse -

Colorín, colorado. Con victoria se cerró anoche un año en rojiblanco, en el que brillará con luz propia la consecución de la cuarta UEFA Europa League. Y ayer tocó festejarlo frente al Espanyol.

Sorprendió Emery de partida dándole la camiseta de titular a dos de los menos habituales, como son Cristóforo e Immobile. Además, sacó de la convocatoria a Escudero para vestir de corto a Carriço.

Comenzó bien el Sevilla en los primeros compases, gracias en parte al impetú mostrado por el delantero italiano, que nunca daba un balón por perdido y que sumó la primera clara en el minuto ocho y que pudo terminar en el fondo de las mallas ayudado por el mal despeje del central.

Pero cuando no erró Immobile fue en el mágico minuto 16, que merecidamente hizo el primero tras un sensacional robo de Vitolo al que acudió el italiano para rematar. Lo venían mereciendo los pupilos de Emery, que sumaban llegadas y ocasiones ante un agazapado Espanyol.

Fue discurriendo el duelo y comenzaron a aparecer los bostezos en Nervión. Poco fútbol y menos ocasiones. Hasta que apareció la chispa de Banega al borde del descanso. Corría el minuto 40 cuando en una internada de Mariano por el flanco derecho, una más, le valió para poner de gol al argentino que, como es habitual, se sirvió de su clase para batir a Pau López y poner el segundo tanto y casi la sentencia en el flamante marcador del Pizjuán.

Siguió intentándolo Immobile en la reanudación con dos chut a los que respondió firme el meta catalán. Mientras tanto, Cristóforo, ovacionado por el respetable en más de una ocasión, se ocupaba de mantener el equilibrio en la medular. Enorme partido el del futbolista uruguayo.

A la hora de partido Emery comenzó a mover fichas y dar descanso a algunos de los indiscutibles, como Vitolo y Banega. Y es que apenas llegaba al portal de Sergio Rico el conjunto de Cornellá, mientras los de Nervión se preocuparon, casi sin apuros, de proteger el óptimo resultado.

Algún que otro destello sin consecuencias de Reyes y Konoplyanka valieron para no dejar congelada a la afición sevillista en los útimos veinte minutos. Pero el partido estaba finiquitado desde el momento en el que Banega hizo el segundo. Así que con otro triunfo liguero en casa, el séptimo consecutivo, se cierra un año para enmarcar en las memorias sevillistas. Ahora toca tomarse las uvas y en nada, el domingo, intentar estrenarse a domicilio frente al Granada.

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