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Temporada de patos

El resultado de las elecciones europeas en Andalucía ha abierto la veda dentro del PSOE andaluz, que sabe perfectamente interpretar los tiempos

Publicado: 14/06/2024 ·
09:29
· Actualizado: 14/06/2024 · 09:29
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El resultado de las elecciones europeas en Andalucía ha abierto la veda dentro del PSOE andaluz, que sabe perfectamente interpretar los tiempos y ahora, a diferencia de hace unas pocas semanas, toca. Y toca estar en guardia para posicionarse porque en las ocho provincias andaluzas huelen que los próximos meses serán cruciales en el devenir futuro del socialismo andaluz, parece un hecho que el plan está trazado y solo faltarían fechas y nombres porque las voces críticas se hacen notar con rotunda claridad. Y piden cambio.

Todo hace indicar que Pedro Sánchez celebrará su congreso tras el verano, antes de final de año y en ningún caso contempla adelantar elecciones, tras lo cual vendrán los regionales y, de ellos, el andaluz está marcado con especial interés por Ferraz, donde apenas nadie tiene dudas de la necesidad de propiciar un relevo sobre Juan Espadas y dar un cambio de rumbo tras la cuarta derrota consecutiva en diferentes citas electorales y, en concreto, en unas europeas que siempre había ganado el PSOE y donde ahora pierde hasta en sus feudos más cafeteros. En ningún caso, como algunos apuntan, este cambio se producirá en breve porque todo tiene su proceso, unos tiempos de maduración regulados salvo que en la remodelación de gobierno que haga Sánchez tras la salida de Teresa Ribera se le trace un puente de plata a Espadas, en un primer o segundo nivel, que libere su espacio en Andalucía. Un espacio que hasta el congreso andaluz no se ocupará. La comidilla interna en los pasillos de las casas del pueblo es, en todo caso, por quién.

Todo el mundo es consciente de la solidez de Juanma Moreno. El presidente del PP andaluz ha hecho marca de su nombre y lo gana todo, no sufre desgaste y a cercano, moderado y centrado no le gana nadie, se siente cómodo con este PSOE-A delante y como no se mezcla con ningún jaleo que afee su imagen se ha hecho con la calle, la urbana y la rural. Con toda la calle. Y sus obstáculos no están en su adversario actual, ante el que se siente cómodo, más bien en lo que emanada desde su partido a nivel nacional y, también, en la necesidad electoral de sacar mayoría absoluta porque ya no tiene la muleta maleable de Ciudadanos y de no lograrla deberá abrazarse a Vox, donde Manuel Gavira lucha por hacerse con la candidatura y con quien no mantiene una especial buena relación –tampoco importa, en Vox la voz que manda es la de Abascal-; huye de distorsionar su centrada figura con la radicalidad de la ultra derecha y sabe que el PSOE pactaría con el diablo para sacarle de San Telmo.

Pero para ello el PSOE-A debe reorientarse electoralmente y pocos, por no decir nadie, piensan que eso se pueda conseguir bajo la batuta de un Juan Espadas que era la alternativa perfecta para sustituir a Susana Díaz, pero al que no alcanza para arañarle votos a Moreno Bonilla. En la reorganización del PSOE-A está Juan Francisco Serrano, de quien todos, medios de comunicación y compañeros de la casa del pueblo, empiezan a hablar porque este joven, diputado en el Congreso por Jaén y secretario adjunto de la Comisión Ejecutiva Federal, ha caído en gracia a Pedro Sánchez y, de hecho, pertenece al núcleo duro del partido junto a Santos Cerdán, participando en el proceso de negociación para la amnistía con Puigdemont; fue alcalde de Bedmar, el pueblo de Paco Reyes y, por tanto, cercano al secretario general de su provincia, tiene 36 años y ganas de ser candidato a la Junta para enfrentarse a Juanma Moreno, distinto es que sea su momento y, sobre todo, que Sánchez lo vea porque a pesar de algunos repitan que el elegido saldrá de la votación de los militantes en las asambleas de las casas del pueblo hasta el más despistado sabe que de eso nada y que solo el dedo del presidente elegirá al candidato. Serrano, en todo caso, participará de manera activa y principal en toda la reorganización orgánica del partido en Andalucía porque parte de la idea de que su generación estaba en el instituto cuando los EREs y por ello busca perfiles jóvenes, más en aquellas provincias con especiales dificultades como son Cádiz, Huelva o Málaga.

Cádiz es un ejemplo de la convulsión que vive, vivirá, el partido en los próximos meses fruto de su entramado familiar histórico. La familia, ya se sabe, mata. Hay voces contra Juan Espadas, que provienen del núcleo de los Pizarro donde el histórico Luis continúa manejando hilos, del entorno de los Cornejo y lo que en su día fue el susanismo en Cádiz, donde también estaría el actual secretario general Juan Carlos Ruix Boix, y están los demás viendo cómo ponerse de acuerdo para que las sumas salgan –hoy nadie las tiene-. Juanfran mantiene cercanía con Ana Carrera y de su gusto son, en consecuencia, López Gil –que tras su etapa con Susana Díaz repite que ya no trabajará para otro que no sea él y con Serrano podría hacer una excepción, Cavada siempre aparte-, y, también, el alcalde de Rota, Ruiz Arana. No se entiende con Ruiz Boix, que el pasado martes se pasó un buen rato en la cafetería del Congreso con Santos Cerdán intentado atar alianzas donde arriba porque sabe que donde abajo a por él van. Los demás están hablando, López Gil con Fran González y con Irene García, que parece estar trazando una senda de entendimiento con Moscoso.

También está Jerez, la agrupación más grande de la provincia y un auténtico caos tras la ruptura interna, la continuidad momentánea de Mamen Sánchez y el hecho de que nadie controla más allá de la sección interna de la UGT controlada por Carlos Dorante, que sabe muy bien negociar todo tipo de mejora para los suyos a cambio de respaldo sindical.

El ruido en las casas del pueblo es tremendo porque saben que ha quedado oficialmente inaugurada la temporada de la caza del pato y, por tanto, todos quieren ser conejos. Tanto los que lo vocalizan, los que hábilmente callan como los que públicamente defienden los procesos internos reglados parecen, sin que sirva de precedente, de acuerdo en algo y es en la necesidad de abandonar la autocomplacencia y cambiar el tono, la estrategia y el discurso como única manera de recuperar el ritmo de la calle. A Espadas solo le mantiene Sánchez, lo demás lo tiene en contra.

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