Miren ustedes que no quería entrar en la vorágine del caso Bárcenas, que se está convirtiendo en el caso PP o en el caso vaya a saber usted qué nombre. Pero como la actualidad es la que manda, a raíz del vuelco que está dando la misma desde las informaciones del diario El Mundo, no hay más remedio que subirse al carro (que aún no lo han robado) y decir algo de esto.
Al igual que ustedes, a mi no me consta que Mariano Rajoy cobrara sobresueldos entre 1997 y 1999. Además, sinceramente, no creo que lo hiciera: Rajoy no da ese perfil, aunque peores cosas se han visto en la vida y en la política. De todos modos, ni yo no estaba allí para verlo ni ningún tesorero ha venido a contarme nada. Pero los papeles de Bárcenas así lo atestiguan y no sólo es el presidente del Gobierno, sino que lo mismo sucede con otros que fueron ministros del gobierno de José María Aznar (sí, ese bajito del bigote que últimamente aparece mucho...) como Francisco Álvarez-Cascos, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Javier Arenas. Lo cierto es que quien calla otorga y hasta el momento de escribir estas líneas a ninguno de estos le he escuchado defenderse POR DERECHO de lo publicado esta semana por el diario de pedrojota. Sus negativas, de haberlas, han sido más bien descafeinadas.
El Partido Popular, en sus más altas esferas, convulsiona. También a María Dolores de Cospedal le salen sus “cositas” en la Comunidad Autónoma, con ese terrible aspecto de inocente niña buena. Y también convulsiona en sus bases. Llega el momento de los que aprovechan la coyuntura para subir las escaleras, acompañados de las llamadas bases como escudo protector y causa de justificación. Se escuchan voces en Génova (la calle, no la ciudad) de dirigentes peperos que expresan una "gran preocupación" por el "daño terrible" que las últimas informaciones sobre el tema están provocando en el seno del partido. Advierten que el "cabreo" en las bases empieza a ser generalizado: hay sensación de que sus dirigentes se esconden, que no dan la cara. Incluso hay algunas voces que dirigen sus críticas a esa “pandilla que se ha forrado con los sobresueldos” (sic). Tremendo.
Que Bárcenas no sea el que les dirija la situación. Tomen la iniciativa y no guarden silencio. Tampoco contesten a todo lo que se publique, como los bulos de las a veces terribles redes sociales. En el término medio está la virtud. Hablen, caballeros, y defiéndanse o este festín acabará por pasarles una factura muy elevada. Mayor de lo que, presuntamente, dicen que han cobrado.
El Jueves
Papeles
El Partido Popular, en sus más altas esferas, convulsiona. Y también convulsiona en sus bases. Pero que Bárcenas no sea el que les dirija la situación: tomen la iniciativa y no guarden silencio. Hablen y defiéndanse o este festín acabará por pasarles una factura muy elevada.
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