Que no. Que no se trata de eso. Que los compañeros que andan en estos momentos bajo la autoridad de la jueza Alaya no están ahí por sindicalistas, sino por trincones. Eso es de lo que parece que no os estáis dando cuenta. Los gritos a la puerta de los juzgados de Sevilla invocando a la lucha obrera no tenían cabida en ese lugar.
Estáis confundiendo el tocino con la velocidad. Desde Madrid vuestros señoritos supremos han empezado a dar marcha atrás (recular que se dice), estimando ante los medios de comunicación -no en corrillos privados- que esos gritos sobraban en el lugar y el momento. Me temo que mucho habrá que callar. O que ocultar, quién sabe.
¿De ustedes no trabaja nadie? Verán, si lo digo es porque llama la atención ese despliegue en horas propias de estar en el tajo. ¿O es que acaso todos los presentes son liberados sindicales? Si es así, más les valdría estar vigilantes de los abusos y excesos que campan a sus anchas por despachos parapetados en la crisis ¿No están ahí para velar porque no se violen los derechos de los trabajadores?
Les digo la verdad: ustedes no me representan como trabajador que soy. Preferiría alguien que velara dignamente por mis derechos. Que para cursos de formación con dinero de la Unión Europea ya podíamos inventar otros estamentos. Ustedes, a lo suyo: a la lucha obrera. Dejen la formación para otros. Y de camino, si pueden dejar las comilonas aunque sea por Navidad, pues mucho mejor.
Creo que alguno de ustedes y yo estamos ahora pensando lo mismo. Que si el sentido fuera al contrario las trompetas del escándalo sonarían de otra forma. ¿Se imaginan por un momento que los que estuvieran imputados y detenidos por la jueza Alaya fueran dirigentes de la CEA o de la CEOE? ¿Cuál sería el discurso de Méndez y Toxo si se hubieran desviado fondos de estas entidades destinados a la formación hacia otros fines distintos, principalmente de mesa y mantel?
Nada, ustedes a lo suyo. A seguir con el discurso de la lucha obrera, que ni es obrera ni es lucha. A continuar convocando a los medios para contar amenazas veladas de interponer denuncias contra una jueza. Y a concentrarse en la puerta de los juzgados para llamarla fea. Por cierto, no dejen de devolver lo que se han llevado, como esos 25.000 € que ya han tomado camino de vuelta. Por algo será.
El fin justifica los medios. Y el fin de sus concentraciones en la mayoría de las ocasiones no es otro que una cerveza a medio día. Y no lo digo yo: lo dijo uno de ustedes no hace mucho ¿recuerdan?
El Jueves
La lucha obrera
Estáis confundiendo el tocino con la velocidad. Desde Madrid vuestros señoritos supremos han empezado a dar marcha atrás (recular que se dice), estimando ante los medios de comunicación -no en corrillos privados- que esos gritos sobraban en el lugar y el momento.
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