El pasado martes se cumplía el triste décimo aniversario de los atentados del 11-M. La mayor sangría terrorista que ha ocurrido en nuestro país y que no quisiéramos que se repitiera nunca más. No hay que olvidar, por respeto a las víctimas y porque alguien dijo que “quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Por ello, las páginas de los periódicos y las tertulias se tiñeron hace dos días con comentarios de todo tipo recordando la masacre, comentarios en los que no vamos a entrar. Con el sincero recuerdo creo que es suficiente.
Ese mismo día, cosa de la casualidad, tuve la satisfacción de presentar una nueva novela del escritor Fernando Martínez y editada por Jirones de Azul, esa editorial sevillana que no para de descubrir nuevos talentos de la literatura, como es el caso.
La novela en cuestión lleva por título “El fabricante de sombras” y se desarrolla en Sevilla. Cuenta la misma una serie de asesinatos en serie que se producen en la ciudad, todo ello con una gran dosis de imaginación y realismo y gracias al ingenio creativo del autor. Un libro que les recomiendo si quieren pasar un buen rato y son amantes de la novela negra y de la intriga, ya que está magníficamente bien narrada, teniéndote en vilo hasta sus últimas páginas.
Pero resulta curioso que las fechas coincidan y haya sido el 11-M cuando se vistiera de largo esta nueva obra literaria, cuyo título (repito: “El fabricante de sombras”) no deja de tener cierta similitud con aquello que vivimos hace ahora 10 años.
Porque en el 11-M quedan sombras, muchas sombras que algunos periódicos nos han intentado desvelar en estos días. ¿Sabemos toda la verdad de lo que sucedió? Creo que no, que la trama yihadista va más allá de lo que nos han contado y que no todo fue causado por el apoyo de España a la guerra de Irak ni por la foto de las Azores. Eso quizás fue el último detonante.
Aquella fue la noche de las mentiras, como lamentablemente recordarán. La noche en la que un triste Acebes nos quería seguir convenciendo de algo que ya nadie en España se tragaba. Y la noche en la que mucho dirigente policial, con información privilegiada, contactaba con quien ganó a los tres días las elecciones. Ninguna de las posturas era honesta. Ni los unos ni los otros.
¿Sombras? Sí, muchas. ¿Fabricantes de sombras? También los hubo. Yo me quedo con las de Fernando Martínez y su novela. Y por supuesto con el recuerdo a los que fallecieron en aquellos trenes. Que cada año el 11-M les recordemos y asistamos al nacimiento de un nuevo libro. Esto último siempre será un motivo de alegría.