Vamos a ver si yo estoy equivocado, no entiendo las respuestas de las personas o bien no alcanzo a comprender el significado de las palabras y frases dentro del contexto adecuado.
Permítanme un ejemplo, bien fácil y sencillo: si a mi me proponen mañana un negocio que no compensa para mi economía o para el tiempo que debo emplear en el mismo (por poner unos casos sencillos) y decido, después de pensar mucho, rechazar lo propuesto, no significa que no sepa de qué va el asunto ni que desconozca su forma de ejecutarlo o su naturaleza, sino simplemente que, insisto una vez más, estudiada la propuesta, el beneficio que me va a reportar no es el suficiente para el trabajo que voy a realizar. Esto no quiere decir, vuelvo a insistir, que no sepa hacerlo o que no tenga la capacidad necesaria para llevarlo a cabo, sino que simplemente no es bueno para mis intereses.
Distinto sería que alguien me ofreciera, siguiendo en la línea de estos ejemplos simples, una importante suma de dinero para el diseño de puentes colgantes: evidentemente, respondería con un rotundo “NO”, ya que es algo que no solo no sé hacer, sino que no estoy capacitado para ello.
Si ustedes se encuentran demasiado pendientes de este batiburrillo de posibles pactos políticos de los que se está hablando tanto desde el pasado domingo, quizás no sepan bien a lo que me refiero. Si les digo que Miguel Carcaño ha rechazado una oferta económica que en su desesperación le han ofrecido los padres de Marta del Castillo por revelar dónde se encuentra el cuerpo de su hija, seguro que ya estas líneas de absurdos ejemplos con las que comienzo esta columna semanal les encajen más y mejor.
Así ha sido. Así de triste ha sido. Así de lamentable ha sido. Y así de cruel sigue siendo este individuo. Carcaño ha respondido con un “no me compensa” el ofrecimiento económico, por lo que deduzco que conoce la respuesta y que quizás con un ofrecimiento mayor o de otras condiciones sí hubiera aceptado.
Creo que el caso Marta del Castillo y la actitud de este individuo necesita un revulsivo, una intervención judicial o policial más contundente, porque una respuesta como la que ha dado a este desesperado ofrecimiento bien puede ser interpretada de muchas formas. Y la que yo planteo aquí entiendo que no es descabellada. Más bien es lógica.
¿Para cuando se decidirá a contar lo que sabe? ¿Qué precio tendrá que seguir pagando esta familia? ¿Es que ya no ha sido suficiente?