Cuando un líder mundial de opinión dice algo, al menos hay que oírle, aunque más bien hay que escucharle y sacar conclusiones de su opinión. En positivo o en negativo, pero no conozco aún a ninguno que diga algo por decirlo. Si los medios de comunicación recogen sus palabras es por algo. Si sus sesudos asesores le han indicado que deje caer tal o cual perla es que ha sido minuciosamente estudiada y analizada con anterioridad. Y si lo que dice lo hace ante otro líder de opinión o ante un Jefe de Estado de un país distinto al suyo, la cosa no es para dejarla pasar.
La visita de nuestro monarca Felipe VI a Estados Unidos así como el encuentro con Barack Obama en el Salón Oval de la Casa Blanca ha dejado una de esas perlas a las que antes me refería, salida de los labios del presidente norteamericano. En una cordial reunión con nuestro Jefe de Estado, Obama ha dicho que apoyan y quieren seguir la línea de colaboración con una España “fuerte y unida”. Ojo al dato y aviso para navegantes y votantes del noreste de nuestro país.
Nadie confía, fuera de nuestras fronteras, que el independentismo catalán es simplemente una utopía. Unos sueños de grandeza alentados por el presidente Mas y la cohorte de payasos que le acompañan, así como un “pan y circo” para un importante número de catalanes, que aún no se han enterado que la Unión Europea primero y ahora la primera potencia mundial no apoyan tamaña majadería. Si los mensajes desde Bruselas y desde Alemania -por poner un par de ejemplo- no eran bastantes, ahora el presidente de las barras y las estrellas viene a decir lo mismo, aunque más suavemente y camuflado en un lenguaje que, a poco que se quiera entender, se entiende.
Como todos ustedes saben, los viajes al extranjero de Su Majestad el Rey de España se aderezan con un grupo de empresarios cuya misión es establecer relaciones de negocios y comerciales con los del país visitado. El presidente de Freixenet, José Luis Bonet Ferrer, ha sido uno de los que ha acompañado al monarca español en este viaje. Bonet, que valiente y sinceramente se ha pronunciado públicamente en más de una ocasión sobre la oposición a la independencia, habrá visto como se refuerzan sus teorías -si era ello necesario- en las palabras de Obama. De esto, al igual que de muchas cosas, los independentistas catalanes tampoco quieren enterarse. Allá ellos.
Las urnas catalanas hablarán pronto. De ellos mismos depende esta debacle, que del ridículo no va a pasar. A partir de ahí lo que yo espero son dimisiones. Y bocas cerradas, para que no entren moscas.