El Jueves

Un poco de Willy

En estos días se ha hablado mucho de Guillermo Toledo Monsalve, o lo que es lo mismo, de Willy Toledo, al que la Wikipedia describe como “actor, productor de teatro y activista político español”. Ojo, español...

Creo que todo se debe a un interés desmedido por llamar la atención. No es posible que una persona sea tan torpe o que una vez más peque de una bisoñez sin límites. Quizás padezca una de esas llamadas “enfermedades raras” de las que se desconoce su cura. O que acaso le esté apareciendo alguna dolencia adquirida en la niñez y que el resultado de la misma sea vomitar a diestro y siniestro en contra de… siempre lo mismo. Pero a alguien como él se le presupone que algo debe tener dentro de la cabeza, algo que funcione bien, se entiende.

En estos días se ha hablado mucho de Guillermo Toledo Monsalve, o lo que es lo mismo, de Willy Toledo, al que la Wikipedia describe como “actor, productor de teatro y activista político español”. Ojo, español. Un personaje al que últimamente se le conoce más por lo que dice que por lo que trabaja. Ojo, por lo que trabaja. Alguien que me parece más pegado a vivir del cuento que a otra cosa. Su lista de premios en la enciclopedia digital no pasa de haber conseguido sólo 2 y un puñado de candidaturas. También tiene en su haber el dudoso honor de pasar una noche en los calabozos de la Policía, por determinados incidentes causados durante la jornada de la huelga general del 29 de marzo de 2012. Ese es el tipo, que más que activista político yo le llamaría polemista social.

Sus últimas declaraciones a cuenta de la festividad del 12 de octubre han herido a un gran número de españoles y más concretamente entiendo que a la inmensa mayoría de los maños, que suelen ser gente de bien. Toledo creo que se ha dado cuenta, tarde como siempre, pero ha rectificado, cuando ya no cabía rectificar. Porque por mucha rectificación que haya realizado, el daño ya está hecho: atentar verbalmente contra los sentimientos de todo un pueblo como el aragonés es más que una estrategia política. Es eso, un atentado, repito, contra quienes nada le han hecho.

Willy Toledo ha recibido numerosas respuestas, incluso le han retado a utilizar las mismas expresiones contra el Corán. Pero ahí hemos topado con hueso: ni ha contestado. Sabe bien, como tantos otros de su misma ralea, que contra eso no debe manifestarse, pues la respuesta puede ser más que contundente.

Creo que el caso de Willy Toledo no es más que la punta del iceberg de algo que ya he dicho en otras ocasiones en esta columna: los insultos, desprecios y vejaciones dialécticas van siempre en la misma dirección y contra los mismos. Será por aquello de que nos enseñaron desde la pila a poner la otra mejilla.
Pero cuidado, que mejillas sólo hay dos. A ver si un día…

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