El Puerto

Tropiezan en la misma piedra

Los de Mere gozaron de una pena máxima en el 93' que marró Benítez. Un derbi que tuvo como protagonista lamentable el arbitraje (por llamarlo de alguna manera) del pésimo y patético Moreno Díaz.

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  • Benítez tuvo el empate en el tiempo de descuento. -

Simplificar todo un  partido a la actuación parcial  y lamentable de un  grupo (dicen que imparten justicia) sería faltar al respeto a los deportistas que sí intentaron disputar un encuentro de fútbol. Vaya de antemano, que el espectáculo del trío sevillano no debiera ocultar el caótico repertorio ofrecido por los racinguistas, que fueron incapaces de igualar la contienda con un penalti favorable en el tiempo añadido.

El derbi se puso de dulce tal y como pintaba en el tiempo de descuento. El gozo acabó en el pozo. La mañana no pintaba bien, y cuando las cosas van mal, aún se pueden poner peor. Benítez tuvo en sus botas el empate. El lanzamiento telegrafiado hizo que la gloria se la llevara, con merecimiento,  el cuestionando Stancampiano, que se llevó los abrazos y las felicitaciones de sus compañeros al detener la pena máxima.

Más que pena, lo que se llevaron los aficionados locales fue la enésima decepción en la búsqueda de poder presenciar ese juego que sólo los elegidos hablan de él cuando lo hace lejos de Valdelagrana. Como el día y la noche.

Nada que ver. Como un calcetín, éste Racing Portuense va al despiste ante los suyos, juega, o al menos lo intenta, en un césped impracticable y cada vez más en la boca de unos y otros. Tampoco debe servir de excusa ni de tapadera ante lo evidente. Los rivales sí que sacan partido a la alfrombrilla verde. Primer apunte.

Los de Mere pusieron el punto y final a casi tres meses de imbatibilidad. Curiosidades o no, sumaron la tercera derrota como local y la tercera con el mismo marcador en contra. Siguen las curiosidades curiosas.

El módelo de no cambiar lo que funciona no siempre da buenos réditos ni tampoco cambiar éste a horas matinales. Demasiados hombres tras la pelota hicieron insuficiente para que los de Juanma Carrillo se adelantaran en el marcador. Sin superioridad numérica en la zona ancha, pero sí con más criterio en la movilidad del balón, demostró el camino a seguir: presión, alternancia y movilidad.

Nada de eso se le vio a un equipo que se le sigue atracantando sus partidos como local. Razones hay muchas, soluciones, viendo el recital debiera haber infinitas. El Racing sigue en zona templada con aires de mejoras.

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