El Puerto

Consolación, Lágrimas y lluvia

No pudo ser. Tres calles llevaba tras su hijo crucificado, cuando la lluvia interrumpió su andar pausado, obligándole a dar media vuelta y andar, nuevamente, lo andado.

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La cofradía de San Joaquín, ésa que rememora como pocas Semana Santas antiguas, debía volver de nuevo a su Iglesia. Y debía hacerlo de forma apresurada por las inclemencias.

Ya por Diego Niño y sin la lluvia acosadora, el palio de la Vera-cruz demostró su calidad y su amor la Titular.

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