El Puerto

Lo que yo te diga... de los pactos de Gobierno

Luis Miguel Morales VS Quique Pedregal.

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El 13 de junio El Puerto tendrá alcalde. ¿Nuevo? Eso ya se verá, o mejor dicho ya se pactará. ¿El quinto alcalde en el siglo XXI y el quinto en diez años? Pues a ver. Lo que parece meridianamente claro es que nada va a ser igual a lo que estábamos acostumbrados a ver.

Que algo está cambiando es más que evidente, que vienen nuevos tiempos y nuevas maneras de gobierno y que toca, no queda otra, adaptarse a los nuevas eras, también. La apertura a nuevas formaciones también obliga a nuevas formas de concebir los gobiernos.

El Puerto necesita de un gobierno fuerte y estable, eso es más que de obligado cumplimiento.
La ciudad no se puede permitir el lujo de un desgobierno ni un escenario que no sea el de un cumplimiento que asegure la normalidad. Los votos han hablado, cierto es. Como que también que no existe una mayoría necesaria para que pueda existir un camino estable.

Apuesto por un pacto, un gran pacto. No veo una legislatura sin una mayoría que aglutine propuestas unificadas. Los diferentes frentes abiertos y la inestabilidad pudieran desembocar en un desencuentro continuo y duradero. Una realidad caótica.

Las políticas opuestas y las diferentes opciones hacen complicado el devenir de lo que pudiera suceder.

También la Junta de Andalucía de por medio o las órdenes provinciales de los partidos nacionales juegan sus cartas.

Querido Quique, si me oponía a la jornada de reflexión -ya comprobaste qué destino tuvo-, sí me abono a otra reflexión.  Ésta sí que es digna de estudio. Es que la segunda fuerza portuense sigue siendo la abstención.

La falta de compromiso, de movilización portuense va más allá de siglas políticas. ¿En eso también la culpa es de los políticos?

La política también continúa siendo otra asignatura pendiente en la que merece una profunda reflexión. La abstención retrata a todos aquellos avezados críticos de boquillas, los que durante cuatro años aguantamos contra viento y marea en las infinitas maneras de arreglar lo imposible, a los criticones de barra fija, a los especialistas multidisciplinares de cambiamundo que florecen cada vez que otean una urna.

Lo dicho, querido Quique, que tendremos próximante el alcalde que los portuenses nos merecemos. Ni mejor ni peor, el que nos toca. 

Quique Pedregal | Pues mira, Luismi, yo estoy también a favor de los pactos, pero no así. Me parece bien que se acerquen posturas y que se consiga, por el bien de la ciudad y de la prosperidad de nuestros hijos, acuerdos de gobernabilidad.

Me gusta la democracia, me agrada el consenso. Me repele, me asquea, me fastidia, el cambio de cromos. Este pueblo para ti, aquel pueblo para mí… Esta Diputación la presides tú, aquella empresa pública la presido yo… No somos marionetas o, al menos, no deberíamos sentirnos como tales.

¿Por qué hay que reunirse a espaldas de los ciudadanos? ¿No convendría utilizar luz y taquígrafos para este menester?

Eso sí, en lo que no estoy de acuerdo es en pactar a cualquier precio. Si pactar significa desgobierno, caos, pequeños reinos de taifas, entonces no. Si pactar significa negociar a oscuras mientras escribimos y decimos millones de palabras en todos los medios de comunicación, entonces no merece la pena pactar.

Es verdad que estamos viviendo momentos apasionantes, espeluznantes, cambiantes, en nuestro país. Es verdad que la gente está harta de corruptelas y mangantes a un lado, al otro y al de más allá.

Es verdad también que se teme a lo desconocido y que las formas de muchos esconden la utopía del fondo. Y es verdad que, en democracia, la mayoría absoluta de cinco es tres. Matemáticamente no hay duda pero ¿es todo esto democracia?

¿Es tan descabellado pensar en una segunda vuelta? Un gobierno en minoría supone confianza absoluta por parte de la oposición en que se va a trabajar por la ciudad, pero también conlleva ser mirado con microscopio escrupulosamente. Esto sí es bueno para la democracia y duro, muy cuesta arriba, para el que finalmente gobierne. Luismi, pacto o gobierno en minoría. Que le pregunten a IU, a ver qué le parece.

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