No, no estamos aún con el curso político comenzado y algunas actitudes comienzan a sopesar que los temores pronto, demasiado, empiezan a tomar formar. Por inanición y por omisión. En verano, a menos de 100 días de la formación del nuevo Gobierno, las dudas se acrecientan en la gestión municipal.
Después de innumerables intenciones infructuosas por parte de los inquilinos de las viviendas de reunirse con el responsable de la empresa municipal de Suvipuerto, José Antonio Oliva, resulta que una vez decide, tras abandonar la íntima primera plana de los focos, lo hace, no con los que reclamaban el encuentro diligentemente, sino con los vecinos más pacientes y sutiles.
El resto se quedaron a las puertas del Pleno a oír en la distancias la infausta realidad que les toca padecer. La participación hecha a la medida. Lejos quedan las proclamas del pasado cuando detrás de una pancarta se demandaban derechos inalienables para con los más desfavorecidos.
El tiempo, el que pone y quita razones, paradójicamente, comienza a deslegitimar más pronto que tarde. Reclamar a la Junta de Andalucía unas viviendas que aún siguen sin ser ocupadas o no gobernar para todos y no dar soluciones, no es lo más inteligente. Tampoco parece ser demasiado el no presentar todavía ninguna propuesta.