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El Puerto

El turismo en El Puerto o una cuestión perdida de antemano

La ciudad sigue perdiendo posición en la Bahía y solo supera en pernoctaciones a la Sierra. La excusante crisis parece no servir en otras poblaciones

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 Por más que cambien de color político, de polémicas en torno a un logo, de aires nuevos, de propuestas, hay una cuestión que es innegable y que no entiende de una mayor lectura por más simple que pudiera parecer, y es que El Puerto está lejos, muy lejos, de lo que en su día fue.

La nostalgia de estampas pasadas no hace sino confirmar que hay mucho, muchísimo por hacer todavía para recuperar lo perdido y posicionarse en el nuevo escaparate turístico del siglo XXI. 
Un reseteo por entero y un punto y aparte en todo cuanto se viene haciendo.

Lo peor y lo más evidente, es que lo que al entorno se refiere, El Puerto, que era la joya de la Bahía, el tiempo, las decisiones políticas y la inacción generalizada la han conducido a la ciudad a colocarse en el vagón de cola por derecho propio. 

El destino predilecto de turistas y visitantes de décadas pasadas ya no solo ha ido perdido rédito en verano, viendo las propias previsiones de Horeca (65% de ocupación en julio), sino también en cuanto a la actividad en otros eventos en los que otras poblaciones del entorno van cogiendo peso y posición.  

La Motorada es el mejor ejemplo. De ser el dueño y señor y dominar el mundo motero en la calle, ha pasado a conformarse a ser un mero espectador del transitar de motociclistas de una población a otra.  

¿En qué destaca?

El Puerto, a diferencia de otros municipios, y lo más significante y elocuente es que ha dejado de destacar en otras materias o tradiciones. Hoy por hoy cuesta trabajo discernir en qué destaca, en qué se diferencia del resto y cuál es su mayor atractivo para recuperar terreno.

Poblaciones más pequeñas y que hasta hace poco no eran un reclamo para cualquier época del año han sabido maximizar sus encantos.  Vejer o Grazalema, simples ejemplos y tan dispares, sí han sabido abrir mercado y saber vender sus atractivos. Una oferta clara, cercana y abierta, sin grandes inversiones y muchas ideas directas. Muchas económicas a más no poder.
Vejer, que ostentaba con otros 43 municipios el distintivo de ‘Pueblo más bonitode España’, ha pasado a integrarse como miembro de la Federación Internacional de ‘Los Pueblos Más Bonitos del Mundo’. Sí, Vejer.

La definición perfecta para posicionarse como destino preferido en un momento en el que la innovación y la originalidad son elementos más que imprescindibles para crecer. 

De entre todas ellas, la certeza de asumir su rol local, sin complejos, y ofertar un completo abanico de singularidades. Cambio de mentalidad y de actuar. 

Rota, otro ejemplo

Todas ellas, por más que parezca mentira, El Puerto, ha tenido y tiene ocultas de espalda al gran público su gran potencial. En Rota, otro ejemplo, una de las poblaciones que puede presumir con argumentos y no es casualidad es que ha sido elegida como el tercer pueblo costero con más encanto de España. 

Basta con ver lo visual y simple que acerca al foráneo con su apuesta a pie de playa, con actuaciones y con paneles informativos de la web de Turismo roteño, no del sitio del Ayuntamiento, sí de la propia área turística. 

Discutir o intentar explicar de la importancia de crear y fomentar nuevas vías de ingreso turístico como la creación de nuevas plazas hoteleras a pie de playa sigue siendo tiempo perdido para el portuense y ganado para el de las localidades limítrofes.

Valdelagrana continúa sin tener abierta su oficina de Turismo a lo largo del año. Es complicado explicar al visitante, no ya que ésta esté cerrada, sino qué actividades se realizan en una zona autodefinida como turística.

Simplificar y reducir todo a la máxima crisis, a las Banderas Azules o a los concejales más o menos  lumbreras vistos y por haber, visto lo visto, El Puerto tiene, siempre lo ha tenido, mucho encanto, hay que saberlo vender.

¿Empezamos?

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