En su primer discurso a la nación desde que comenzara la ola de protestas en Siria.
En su primer discurso a la nación desde que comenzara la ola de protestas en Siria, el presidente Bachar al Asad aseguró ayer que las reformas políticas no deben llevarse a cabo bajo coacción y que el país es víctima de una “gran conspiración”.
Al Asad, que se enfrenta a una presión interna sin precedentes desde que subió al poder en el año 2000, indicó que estas reformas no son prioritarias y no pueden estar ligadas a razones temporales o al clima de revueltas en la región.
“Las relaciones entre el pueblo y su Gobierno no deben construirse bajo presión”, dijo el gobernante sirio, un día después de aceptar la renuncia del Ejecutivo encabezado por Mohamed Nayi Otri, en un intento de acallar las protestas.
En un discurso ante el Parlamento, Al Asad recordó que las resoluciones de levantar el estado de emergencia, vigente desde 1963, y dar más libertades civiles y políticas fueron tomadas en 2005, en una época en la que “no había presiones”.
En cuanto a la derogación de la Ley de Emergencia, Al Asad se limitó a recordar el anuncio realizado el jueves pasado, en el que el régimen se comprometió a levantar esta medida de excepción pero sin dar fecha.
Ese día, cuando también se prometió redactar nuevas leyes de prensa y de partidos políticos y aumentar los
sueldos de los funcionarios, coincidió con protestas en varios puntos del país.