Según se declara probado en la sentencia, la Dirección General de la Policía tuvo conocimiento por confidencias que el acusado, con antecedentes penales, podía dedicarse a la venta de esta sustancia estupefaciente, por lo que estableció un dispositivo de vigilancia.
Así, un día de julio de 2011, los investigadores vieron al procesado en un vehículo y llegar a un bar, en el que vendió a varias personas envoltorios conteniendo sustancia que una vez fue analizada resultó ser cocaína, según la resolución.
Cuando el acusado salió del bar, fue perseguido e interceptado por los investigadores que hallaron en su poder una bolsa con cocaína y dinero "producto de anteriores ventas", así como algunos papeles donde constaban anotadas cifras y nombres como si fuera una contabilidad.
Asimismo, en el registro de su domicilio, se encontró más droga, diversos útiles y una libreta con anotaciones destinadas contabilidad resultante de dicha actividad, además de una pistola detonadora, según la sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press.
El acusado, que fue condenado en 2001 a la pena de 11 años también por un delito contra la salud pública, permanece en prisión desde la fecha de los hechos y en el juicio mostró su conformidad con la acusación del ministerio fiscal.