Obama no dejó títere con cabeza, en un discurso muy aplaudido por la élite política y periodística del país, y por una galaxia de estrellas de Hollywood, durante la cita anual de los presidentes de EEUU en la gala de la Asociación de Corresponsales ante la Casa Blanca.
El objetivo principal de sus bromas fue, sin embargo, su propia Administración.
Dijo que pese a haber sido rivales durante las elecciones primarias, la relación entre la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y él “no podría ser más estrecha”.
Como ejemplo mencionó que tan pronto como ella regresó de México, le dio un abrazo y un gran beso, y le aconsejó que él mismo fuera al país latinoamericano lo antes posible.
Entre sus logros hasta ahora, Obama citó el que ningún otro presidente haya propuesto a tres secretarios de comercio tan rápido como él. Los dos primeros se retiraron antes de que el Senado los confirmara en el cargo por problemas varios.
Y recalcó que el partido demócrata goza ahora de una nueva energía y atrae caras frescas y nuevas, “como Arlen Specter”.
Specter, un senador de 79 años que lleva en la Cámara Alta desde 1981, acaba de abandonar el partido republicano para pasarse al demócrata. Obama reiteró su promesa de hablar con sus enemigos, mientras en una pantalla se le veía en el Despacho Oval de la Casa Blanca reunido con un bucanero vestido a la antigua usanza.
Tampoco ahorró chanzas sobre la oposición, que se encuentra inmersa en un debate interno sobre su futuro, intensificado con la salida de Specter.
El presidente dijo que el partido republicano no cualifica para fondos de rescate financiero y que Rush Limbaugh, uno de los comentaristas conservadores más polémicos e influyentes de EEUU, no cuenta como un activo “tóxico”.