Huelva

En busca de un vivero para seguir difundiendo su pasión por los árboles

José Carlos Mélida lleva 30 años enseñando la "cultura del árbol" en colegios y hospitales de la provincia de Huelva

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  • José Carlos Mélida. -

José Carlos Mélida lleva 30 años enseñando la "cultura del árbol" en colegios y hospitales de la provincia de Huelva, pero tras reforestar cientos de hectáreas y enseñar a miles de niños a amar la naturaleza tendrá que abandonar su actividad porque no tiene un vivero para desplegar su pasión.

Una situación que ha denunciado a través de sus redes sociales, donde casi 40.000 personas siguen a diario a este hombre que, de baja por enfermedad, siempre ha querido que, sobre todo los niños, aprendan a respetar su entorno. Para seguir adelante solo pide que alguien le ceda un vivero “de 15 metros cuadrados, que con eso me basta para seguir trabajando”.



Este onubense de 57 años, viudo y padre de dos niños con autismo, se cita con Efe en el Parque Moret de Huelva capital, el pulmón verde de la ciudad que cuenta con un pequeño vivero en el que ha desarrollado su labor altruista hasta hace un par de años, pero el continuo vandalismo que ha padecido le obligó a dejarlo.

Plantó incluso alrededor del vivero unas acacias para que sus púas disuadieran a los ladrones, “pero ni eso funcionó” y, sin encontrar explicación alguna a este tipo de vandalismo, señala que en alguna ocasión ha visto cómo alguien vendía las plantas en mitad de la calle un rato después de robárselas.

“Me robaron tantas veces que ya me suponía una depresión venir al vivero”, reconoce, y añade que aunque el Ayuntamiento “se portaba de fábula”, tuvo que dejar esas instalaciones y seguir por su cuenta donde podía.

Su opción, si se lo ceden, era utilizar un vivero abandonado que existe junto al hospital Vázquez Díaz, en el extrarradio de la ciudad.

Para intentar gestionarlo se reunió con la delegada de Salud de la Junta, Manuela Caro, “que, inicialmente, me dio todas las facilidades”, aunque el asunto se ha enquistado en la tramitación posterior, por lo que José Carlos ha decidido dejar su actividad, a menos que haya “un milagro” que le ayude a seguir adelante.

La asociación que él saca adelante en solitario, ARBA Huelva, ha conseguido premios de la Junta de Andalucía, de la Diputación y de entidades privadas, como la cadena Ser, y sus árboles y plantas han ido a parar -siempre sin pedir dinero a cambio- a tres hospitales, varios institutos y colegios, Parque Moret, cabezos y centros de salud de pueblos como Cartaya, Valverde del Camino, Galaroza o Hinojos.

Algunas de sus plantas se encuentran en el Real Jardín Botánico de Madrid, concretamente unas ‘Quercus Lusitánicas’ que suponen todo un orgullo para él, porque es “como si un aficionado a la pintura colgase un cuadro en el Museo del Prado”.

Sin embargo, nadie parece querer atender su petición, y se queja, entre otras cosas, del “funcionario jefe de medio ambiente de un pueblo cercano”, que hace más de tres semanas “me dijo que me llamaría y no lo ha hecho”.

Aunque lleva 30 años con esta actividad, no tiene conocimientos de botánica, “soy un simple aficionado”, apostilla, pero ha querido transmitir a la gente su experiencia y ha conseguido que muchos niños tengan contacto con un árbol por primera vez en su vida, por lo que confía en que suene su teléfono para informarle de que tendrá un pequeño trozo de tierra a su disposición para seguir adelante con esta vocación. 

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