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Jaén

La provincia de Jaén lidera la Lista Roja de Patrimonio

Los últimos lugares de Andalucía en entrar en esta lista son la Villa Romana de Bruñel, en Quesada; y las Torres II y III de Santa Catalina, en Orcera

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  • Villa Romana de Bruñel, en Quesada, Bien de Interés Cultural. -

Jaén es la provincia andaluza con más elementos incluidos en la Lista Roja del Patrimonio, iniciativa de la Asociación Hispania Nostra, con un total de 49. Andalucía tiene en total 178 elementos incluidos en la lista, de los cuales nueve son de Almería, 17 de Córdoba, cinco de Huelva, 22 de Sevilla, 37 de Granada, 16 de Málaga y 24 de Cádiz.  

Los últimos lugares de Andalucía se registraron el 28 de diciembre y son la Villa Romana de Bruñel, en Quesada; y las Torres II y III de Santa Catalina, en Orcera. A nivel nacional, Jaén es la cuarta provincia, tras León (63), Zaragoza (56) y Burgos (52). Sin embargo, es Castilla y León, con 369, la Comunidad Autónoma con más elementos; seguida de Andalucía.

Todos son elementos del patrimonio cultural español que se encuentren sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, para lograr su consolidación o restauración.

La Villa Romana de Bruñel, Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica en 2005, se localiza en el término de Quesada, en la vertiente oriental de la Sierra de Cazorla. Está formada por una necrópolis ibérica que se remonta al siglo IV a. C., y una ocupación romana que se extiende desde el siglo II al IV d. C., que presenta los restos de una villa del siglo III d. C., con patios, peristilos, impluvium y una colección de mosaicos. Su estado de conservación es pésimo. Está abandonada y cerrada al público, a pesar de que en el 2017 se realizaron trabajos para poder visitarla. Ha sufrido actos vandálicos y expolio de piezas arqueológicas y mosaicos de importantes dibujos decorativos. En cuanto a las torres de Orcera, formarían parte, junto a otra en mejor estado por una restauración, de una línea defensiva construida entre los siglos XII y XIII, ante el avance de los ejércitos cristianos castellanos por La Mancha y el valle del Guadalquivir.

Las torres II y III tienen un estado de conservación pésimo careciendo de la techumbre y se encuentran bastante derruidas por el paso del tiempo, además la segunda torre tiene una gran grieta que cruza toda su estructura en vertical y la tercera tiene un gran boquete en su base, por lo que si no se actúa pronto corren el riesgo de desaparecer por completo.

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