La Catedral de Jaén, majestuosa e imponente a la vez, brillaba ayer de manera intensa atraída por los influjos del oro líquido del aceite de oliva. Enfrente, la fachada del Obispado lucía un gran lazo verde y recordaba que “el olivar somos todos”, al igual que otro lazo más pequeño presidiendo la fachada del Ayuntamiento capitalino. Las organizaciones agrarias habían convocado en los 97 municipios de la provincia concentraciones de dos horas de duración, de 10 a 12 horas, para alzar la voz para exigir precios justos en origen y medidas para el olivar tradicional, el predominante en Jaén y, sin duda, el más castigado por la caída de precios y también el más amenazado por los recortes que se anuncian en la próxima PAC.
Sin embargo, a las 10 de la mañana la estampa de la plaza de la Santa María no difería en exceso de la un día normal, con una aparente tranquilidad que poco hacía prever que allí estaba convocada la sociedad civil de Jaén. Y, aunque poco a poco fue llegando más gente, la imagen que Jaén trasladó al resto del país - las principales cadenas de televisión del país estuvieron presentes- no fue, ni mucho menos, la de una ciudad que aspira a la capitalidad y que presume de ser la capital mundial del aceite de oliva. Poco más de un millar de personas se congregaron en esta nueva protesta del sector oleícola que se hacía de forma simultánea en los 97 municipios de la provincia. Predominaban los representantes políticos y cargos institucionales, empleados municipales –el Ayuntamiento invitó a sumarse a la protesta-, asociaciones de jubilados y de pensionistas, pero pocos, muy pocos, olivareros o, al menos, olivareros profesionales. Y menos mal que la presencia de escolares de tres centros de la capital –Santo Tomás, Pedro Poveda y el IES Fuente de la Peña- llenó de colorido y subió los decibelios de una movilización que hasta entonces transcurría sin demasiado apasionamiento. También falló la llamada al resto de la sociedad jiennense para sumarse a esta movilización, pues fueron contados los comercios que bajaron la persiana durante ese par de horas y pocos los empleados que dejaron su trabajo. Eso sí, en la provincia hubo otras 96 concentraciones y en algunas localidades, como Porcuna, Villanueva del Arzobispo, Arroyo del Ojanco, Villatorres, Santo Tomé o Navas de San Juan, se produjeron cortes de carretera y quema de neumáticos, acciones no autorizadas y de las que se desmarcaron las organizaciones agrarias.
En todo caso, las organizaciones agrarias restaron trascendencia al poco seguimiento en la capital y pusieron el acento en que los 97 pueblos de Jaén se habían echado a la calle. “Si el olivar tradicional se muere, Jaén desaparece”, se decía en el manifiesto consensuado por todo el sector y que leyó el humorista jiennense
Santi Rodríguez. En el escrito se pedía de las Administraciones medidas que apuesten por el relevo generacional, que persigan el uso del aceite de oliva como producto reclamo, que garanticen su pureza, calidad y trazabilidad, que apuesten por la comercialización, por la promoción del consumo, la concentración de la oferta, la diferenciación y el asociacionismo”. También los líderes de las organizaciones agrarias quisieron dejarse oír.
Luis Carlos Valero, de Asaja, calificó como un “hito” el calendario de movilizaciones diseñado por el sector, y que tendrá su punto álgido con la marcha que se realizará el mes que viene hacia Madrid y la suspensión de las salidas de camiones cisternas. “Como dice el presidente del Gobierno, seremos muy obedientes y seguiremos apretando, que no dude un instante que esto va a ser el comienzo de otra nueva andadura”.
Juan Luis Ávila, de COAG, se felicitó por “haber colocado el problema del campo en la agenda política gracias a que ha surgido la iniciativa en Jaén”, y demandó medidas del Gobierno para revertir una situación “crítica”.
Cristóbal Cano, de UPA Jaén, anticipó que la de Jaén no será la última protesta y llamó a la unión del sector: “No estamos pidiendo nada romántico ni imposible, tenemos que seguir apostando por la única vía en la provincia, que es la calidad, la diferenciación y conquistar nuevos mercados con buen aceite; no podemos dar un paso atrás, todos juntos podemos darle la vuelta a la tortilla”.
Cristóbal Gallego, de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, demandó mayores controles de calidad en los aceites que se importan. “A nosotros nos vigilan y exigen que cumplamos con la normativa de uso de pesticidas y medioambientales, nos preguntamos si ocurre lo mismo con los productores de fuera”. El presidente de Infaoliva y de la patronal jiennense,
Manuel Alfonso Torres, apostó por hacer más promoción. “Vemos una falta de labor diplomática, sobre todo tras lo sucedido con Airbus que nos ha puesto los aranceles por delante; así que la única solución es promoción, promoción y promoción. Ya volveremos a reconquistar el mercado americano, pero ahora hay que ir a nuevos mercados emergentes”. La delegada de Agricultura,
Soledad Aranda, señaló que la Junta “tiende la mano” a los olivareros y reclamó al Gobierno de España “que se ponga en marcha y no pare, y lo haga con la mayor celeridad posible”. "Esto es un problema estructural y afecta al campo español y jiennense, por lo que deben defenderlo en Europa”.
Francisco Reyes, presidente de la Diputación, mostró su preocupación por los recortes de la próxima PAC. “Esperamos que haya presupuesto suficiente. No puede ocurrir como con la última reforma, que España recibió un 3,6% y la provincia, sin embargo, perdió 272 millones de euros” en todo el marco comunitario”, y agregó que las ayudas “deben ir a quien las necesita, al olivar tradicional”. El alcalde de Jaén,
Julio Millán, como anfitrión de la protesta, manifestó que “si el olivar muere, también lo hacen los pueblos y la provincia, pues afecta al conjunto de la sociedad”. “Nos vamos a volcar para que haya precios dignos, es fundamental la unión entre las organizaciones agrarias y las administraciones”.