Jerez

Jerez volverá a alegar contra las aperturas comerciales en festivos

El Gobierno local insistirá en limitar los efectos de la Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT) al centro de la ciudad

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  • Manifestación de trabajadores de las grandes superficies en Jerez. -

La Junta ha abierto la puerta a la posibilidad de que el Ayuntamiento de Jerez pueda volver a alegar contra la declaración de Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT), que en la práctica permitiría en 2023 alrededor de 40 aperturas en festivos de los establecimientos de más de 300 metros cuadrados de superficie.

Según ha explicado la alcaldesa, Mamen Sánchez, esa puerta se abre después de que la Administración autonómica haya admitido que “no era cierto” que hubiera remitido un escrito el 21 de septiembre “diciendo que había que declarar una zona antes del 1 de octubre”.

El Ayuntamiento, que va de la mano de las organizaciones sindicales y de consumidores, así como del comercio tradicional, va a insistir en limitar los efectos de la declaración al centro de la ciudad para evitar así que las grandes superficies de la periferia puedan incrementar de manera notable sus aperturas en festivos.

Se volverá a argumentar que la oferta turística de la ciudad se concentra en el centro histórico, que cuenta con suficientes comercios como para cubrir la demanda de los visitantes.

En el supuesto de que la Junta atendiera esta alegación, la declaración apenas tendría efectos para los tres establecimientos de más de 300 metros cuadrados de superficie que permanecen en el centro: Carrefour Express, Sfera y Cortefiel, toda vez que los de menores dimensiones disponen de libertad horaria.

Mamen Sánchez ha recordado que ya en la Semana Santa de 2018 se limitaron los efectos de esa declaración al centro de la ciudad con un escenario turístico similar al de ahora.

El Ayuntamiento de Jerez sostiene que el incremento de las aperturas en festivos tendría consecuencias negativas para los alrededor de 8.000 personas que trabajan en las grandes superficies de Jerez, que tendrían más dificultades para conciliar la vida laboral y familiar.

Además, perjudicaría al pequeño comercio, que perdería una de sus armas para luchar contra los grandes, y que no es otra que esa libertad horaria de la que ahora disponen, y que de algún modo se extendería también a sus más directos competidores.

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