Andrés de la Peña pidió junto con los asistentes una vez más el cierre del CIE de la Piñera
La Asociación Pro Derechos Humanos Andalucía rindió ayer su particular homenaje a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el 60º aniversario de su proclamación con un acto celebrado en la Plaza Alta en presencia de al menos un centenar de personas.
Abrió el acto el portavoz del colectivo en el Campo de Gibraltar, Andrés del Río, quien hizo un alegato en favor de la defensa de los valores que primaron durante la proclamación de estos derechos y recordó que en la comunidad autónoma, como en muchos otros lugares, aún se incumplen estos derechos con mucha frecuencia.
De igual modo, tal y como rezaba en el eslogan de la pancarta pegada al escenario que se levantó en la Plaza Alta con motivo de la concentración, solicitó el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros de la Piñera, lugar al que van “por una falta administrativa, todos aquellas personas que vienen al norte con la única intención de llevar una vida mejor.
Multilingüe Tras bajar del escenario Andrés del Río, varios asistentes al acto leyeron distintos pasajeros de la Declaración Universal, entre ellos la delegada de Cultura del Ayuntamiento y portavoz local de Izquierda Unida (IU), Inmaculada Nieto, el presidente de la coordinadora en la lucha contra las drogas Barrio Vivo, Miguel Alberto Díaz; el presidente de Algeciras Acoge y secretario de la Sección VII de la Audiencia, José Villahoz, quien leyó el artículo 19 en lo que se refiere a la libertad de expresión y opinión; y la representante de Pro Derechos Humanos Andalucía Agustina Díaz.
Ellos y otros participantes llevaron a cabo esta lectura tanto en español como en francés, árabe y un idioma del África Subsahariana, para dar idea de la globalidad que tiene esta Declaración ya sexagenaria.
La ceremonia concluyó con la lectura, por parte del poeta y presidente del Ateneo de Algeciras Juan Emilio Ríos Vera, de dos de los poemas incluidos en su obra literaria, que hablan de dos colectivos sociales que, a su entender, aún sufren de marginación en la sociedad actual. El primero de los poemas, Maricón, habla sobre la condena social a los gays y lesbianas, con pasajes como “No soy maricón pero odiaría vivir en un mundo sin maricones”. El segundo, Puta, define a estas mujeres como “troquelada en la agonía de una larga noche sin sueño”.