La protesta se produjo después de una reunión que el comité de empresa mantuvo con la Directiva de Maersk, una reunión que sufrió su tercera cancelación consecutiva en menos de un mes por parte de la multinacional escandinava.
Tras una primera negativa por parte de la compañía danesa a que estuvieran presente en dicha reunión ningún miembro de este comité, formado por más de 440 personas, se accedió a mantener un encuentro con algunos trabajadores, siendo José Bernal, del departamento de Relaciones Laborales, el encargado de recibirlos.
Este encuentro mantuvo la misma línea que los anteriores, en donde los eventuales y su comité aportaron diversas alternativas para la búsqueda de posibles trabajos, y en donde la postura de Maersk seguía siendo la misma: estudiar el problema pero sin compromisos concretos. El único acuerdo alcanzado fue el de trasladar esas peticiones a quien competa y responder lo antes posible.
Los trabajadores entienden que esta empresa fue la responsable de una entrada tan masiva en cuanto al número de integrantes, por lo que ahora han de ser consecuentes y acatar sus responsabilidades.
Nada más terminar este encuentro, se mantuvo otra asamblea con el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Morón, y con el director de la misma, José Luís Hormaechea, en donde los trabajadores volvieron a aportar ideas para la búsqueda de trabajo que ayuden a su situación (posibles tareas de mantenimiento dentro del puerto como pintura, estado y conservación del recinto portuario, así como la posibilidad de ser ellos los encargados de llevar a cabo la Operación Paso del Estrecho en los meses de verano y en el período navideño, entre otras propuestas).
La postura de la institución portuaria no se plasmó en ninguna medida concreta, salvo servir de intermediaria con Maersk para la exigencia del comité de que se cumpla el convenio, algo que actualmente no está ocurriendo en temas como el acarreo o el aprovisionamiento de buques.
La situación por la que atraviesa este colectivo es insostenible, ya que, tras sólo dos semanas de respiro de más actividad, vuelven a trabajar una media de seis días al mes (lo que viene a ser unos 250-300 euros mensuales), encontrándose muchos padres de familia en la desesperación de no tener ingresos. Ante esta situación, el comité de empresa se plantea iniciar más movilizaciones.