Jerez

La UCA trabaja en un proyecto para detectar violencia machista en mujeres mayores

Incorpora al servicio de ayuda a domicilio como aliado contra la violencia machista en el hogar

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  • Paula Sepúlveda, profesora de la UCA, está al frente del proyecto. -
  • Es el sector de edad más reacio a denunciar: El CMIM sólo ha atendido a cuatro mujeres este año
  • El objetivo es “identificar y explorar si el servicio de ayuda a domicilio es un espacio en el cual se puedan detectar casos de violencia de género"
  • Las conclusiones a las que han llegado hasta ahora es que “se detecta violencia de todo tipo en el hogar

Giselle Pellicot, francesa de 72 años, fue violada entre 2011 y 2020 por más de medio centenar de hombres con la mediación de su marido, que la drogaba para que no fuera consciente de los hechos. Su caso, como en su día el de Ana Orantes, ha vuelto a poner de manifiesto la vulnerabilidad de muchas mujeres mayores frente a la violencia machista; precisamente, el sector de edad, a partir de los 65 años, que menos se atreve a denunciar su situación.

Algunas de ellas, cuando buscaron ayuda en los años 80 o 90, lo que se encontraban era gente que les decía: “hágale un buen potaje a su marido y verá como se arregla”

Así lo ponen de manifiesto los datos a nivel local y provincial. En Jerez, el Centro Municipal de Información a las Mujeres ha atendido entre enero y octubre de este año a 255 mujeres por casos de violencia de género. De ellas, solo 4 tienen más de 65 años.

Según los datos de la macroencuesta del Ministerio del Interior del mes de septiembre, el sistema VioGén en la provincia realiza un seguimiento a 1.914 víctimas mayores de 65, lo que supone un 7,3% del total.

Para abordar esta realidad, la Universidad de Cádiz, con la colaboración del Ayuntamiento de Jerez, ha puesto en marcha un proyecto de investigación sobre la violencia de género en mujeres mayores, centrado asimismo en el servicio de ayuda a domicilio como “espacio de detección e intervención”.

Paula Sepúlveda, profesora ayudante doctora y secretaria académica de la Facultad de Ciencias del Trabajo, está al frente de la investigación, en la que participan igualmente cinco docentes más de la UCA del área del Derecho del Trabajo y de Trabajo Social.

El objetivo del proyecto, centrado en Jerez, y en el que llevan un año trabajando, es “identificar y explorar si el servicio de ayuda a domicilio es un espacio en el cual se puedan detectar casos de violencia de género e intervenir ante este tipo de violencia”, explica Sepúlveda, quien subraya asimismo la importancia de “identificar y conocer qué es lo que detectan las auxiliares y trabajadores sociales del servicio de ayuda a domicilio, y si hay barreras personales, institucionales o estereotipos vinculados al edadismo que podrían dificultar esa detección de alguna manera”.

El proyecto analiza el rol que juegan auxiliares y trabajadores sociales. “No es solo identificar y cuantificar los casos, sino ver si son capaces de detectarlos”, afirma la responsable de la investigación. “En Jerez tienen muy claro el protocolo y el procedimiento a seguir cuando detectan o sospechan algo: se comunica a las trabajadoras sociales y evalúan la situación, y toman contacto con Acción Social del Ayuntamiento, que finalmente hace la detección y valoración, y los pasos que correspondan, en función del tipo de violencia que se viva”.

Las conclusiones a las que han llegado hasta ahora es que “se detecta violencia de todo tipo en el hogar, desde la  física a la psicológica y a la económica, y también mucha negligencia y abandono”.

Según relata Sepúlveda, “hemos observado con los grupos que participan en el proyecto -auxiliares y trabajadores sociales- que el edadismo está muy presente, en prejuicios, estereotipos, y a veces en conductas, a través de un trato paternalista o condescendiente”. Además, “si están en situación de dependencia influye además el aislamiento. Para el hombre que ejerce violencia es una situación ideal porque si no hay posibilidad de ella de salir, de pedir ayuda, el control y aislamiento es mucho mayor. Ahí, la labor que pueden realizar las trabajadoras de ayuda a domicilio puede ser muy importante. En un espacio tan íntimo como el hogar pueden ser ellas los ojos que pueden detectar lo que está sucediendo y generar intervención”.

La idea final del proyecto es presentar un informe que detalle este tipo de cuestiones y las situaciones o elementos que podrían trabajarse desde el Ayuntamiento, así como que se publique de cara a la sociedad en su conjunto.

La normalización de la violencia

Una de las causas por las que se denuncian menos casos de violencia machista a partir de los 65 años se debe a que “no la reconocen, porque hay una normalización de la violencia muy importante, por la socialización que han tenido, los roles de género a lo largo de su vida, la imagen de la buena hija, la buena esposa, la buena mujer, la buena madre, y la idea del matrimonio para toda la vida; ideas que se forjaron desde la infancia y la adolescencia en adelante. Y son historias de violencia de género que muchas de ellas comenzaron el día de la boda”, relata Paula Sepúlveda.

Algunas de ellas, cuando buscaron ayuda en los años 80 o 90, lo que se encontraban era gente que les decía: “hágale un buen potaje a su marido y verá como se arregla”. No es que las mujeres no hayan hecho nada en el pasado, es que no tenían a quien recurrir”. Todo eso cambió a partir de 2004, con la ley de violencia de género, pero como expone la profesora de la UCA, “ahora pueden saber que existen esos recursos, pero no entender que lo que les pasa a ellas es violencia de género”, del mismo modo que para otras “uno de los motivos por el que no hablan de ello es porque sienten vergüenza”. Por otro lado, aunque ya hay recursos específicos para ellas, “las investigaciones que existen hablan de que no se sienten en su espacio en casas de acogida. Tienen un sentimiento de ligazón al hogar muy fuerte”, subraya Sepúlveda.

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