El primer cuarto fue muy igualado y es que ninguno de los dos equipos se distanció en el marcador, ya que fue muy apretado y aunque los leoneses tiraron la primera piedra, primero la canasta de Iturbe (3-2) y la de Levi Rost, pusieron por delante a los de Moncho Fernández (3-4). Y a partir de ahí, la igualdad fue máxima, y el dominio fue alternativo, y es que ambos equipos se mostraron algo fallones en ataque, y por éso ninguno de los dos pudo coger cierta ventaja.
Pero en el segundo cuarto, la igualdad en la que se basó el primero se esfumó y los de Javier de Grado (el técnico leonés pendía de un hilo, ya que de perder, la directiva del León tenía pensado cesarlo)cogieron el dominio del encuentro. Y es que a base se triples cosió a los de Moncho Fernández que se atascaron en demasía en el ataque, y es que los locales se aprovecharon de ese atasco de los gualdiverdes para llevarse el partido a su terreno. Y es que el Villa se quedó en los 19 puntos tras la canasta de Jesús Castro (18-19) que ponía por delante a los barreños. Pero un triple de González dió vida a los leoneses para poner el 21-19. Martin Leiva amplió la ventaja para colocar el 23-19, y con un Villa atascado de cara a canasta Gilbert con un nuevo triple puso tierra de por medio con 26-19. Pero todavía quedaba la puntilla, ya que González puso a su equipo diez arriba tras su triple (29-19).
El Villa intentó recortar las distancias pero el equipo no carburaba y de hecho, Moncho Fernández se vió obligado a pedir dos tiempos muertos de forma casi consecutiva. Y es que el Léon iba ampliando la distancia a base de triple (Stacey puso el 37-23) y los gualdiverdes no fueron capaces de frenar los tiros desde la línea de 6,25 metros.
Pero tras el descanso, los gualdiverdes salieron con aires renovados comandados con un buen Richi Guillén, que puso un 0-8 de parcial (un triple, una canasta, además de sacar un 2+1) para meter a su equipo en el partido, 37-34. La remontada era posible y más tras lo vivido la pasada jornada en el Samuel Aguilar ante el Valladolid.
Pero sendas canastas consecutivas de los de Javier de Grado volvieron a darle aire a los locales. Jesús Martínez pitó una anti-deportiva de Rocchia, pero el Villa no supo aprovecharla para recortar las distancias, y de nuevo un triple de González puso a los locales ocho arriba y a diez, tras otro de Gilbert (47-37), pero Levi Rost contestó con otro para reducir las distancias (47-40). Pero estaba claro, que era el día de los leoneses desde la línea de 6,25, ya que Gilbert volvió a colocar a los suyos a la ventaja de diez puntos (50-40).
Una canasta de Schraeder, unida a la antideportiva de Martin Leiva (50-42), volvió a meter a los de Moncho Fernández en el encuentro, tras el tiro libre de Levi Rost (50-46, en el 1’40 para el final del tercer cuarto, y toda la emoción para el último).
Pero estaba claro que ayer la victoria no era para el Villa, ya que los de Moncho Fernández cayeron víctimas de sus propios errores. Después de remontar la ventaja de los locales, Eric Sánchez puso el luminoso en el 52-52, y con todo para que los gualdiverdes metieran una canasta que les pusiera por delante y condenara al León. Y es que el futuro de Javier de Grado pendía de un hilo.
Pero los gualdiverdes desaprovecharon hasta cuatro ataques consecutivos para ponerse por delante en el marcador, y no aprovechar los nervios y la presión de los locales. Y al final fueron ellos los que consiguieron sobreponerse a las circunstancias, y volvieron a meter tierra de por medio, aunque todavía quedaba vida, ya que un 2-1 de Vallmajo puso a su equipo a tan sólo cuatro abajo.
Pero, como durante toda la noche, el Villa se mostró fallón bajo canasta, y no supo hacerse con el triunfo.