Jerez

Lunes de barrios y contrastes

Del sabor popular de La Plata y La Constancia al clasicismo de las collaciones de San Marcos y San Salvador, pasando por la severidad peniencial de Amor y Sacrificio

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La Semana Santa ha alcanzado ya velocidad de crucero, con la meteorología mostrando su rostro más amable después de demasiados años de incertidumbre. Cierto es que esta última jornada saltó una brisa un tanto molesta a determinadas horas de la tarde, pero quizá sea este el elemento menos malo de los posibles. El Lunes Santo es la jornada que empieza a convertir lo extraordinario en ordinario: ha desaparecido ya el cosquilleo del inicio y empieza a asomarse el vértigo de aquello que se sabe efímero. Pero es todavía un día de ilusión, y de estreno de sensaciones, y eso se nota. Ayer tomaron protagonismo los barrios que afloraron en Jerez en el inicio del periodo expansionista del siglo XX, con La Constancia y La Plata como claros referentes.


El destino ha querido que esos barrios urbanísticamente hermanos compartan ahora la experiencia de sacar sus cofradías en la tarde de un Lunes Santo que en esta ocasión sí fue bendecido por el sol. Apenas cinco minutos antes de las cinco de la tarde se abrieron las puertas de la parroquia de Fátima para que se echara a la calle la Hermandad de la Paz, que ayer evocó con una pañoleta scout aferrada a uno de los candelabros de su paso de misterio la memoria de Enrique Bellido. Los respiraderos laterales se presentaron con los trabajos de talla prácticamente finalizados. Tras el conjunto de Téllez Berraquero, la Agrupación Musical Virgen de Valme, de Dos Hermanas. Detrás del palio, la Banda de Música Álvarez Quintero, de Utrera. Jesús Caro y José Luis Lobato repitieron como capataces. La Virgen del Refugio lució manto rojo, a diferencia de lo ocurrido en años anteriores. La agrupación musical que lleva su nombre fue la encargada de anunciar la presencia de la cofradía en la calle.


Apenas veinte minutos después de que se abrieran las puertas de la parroquia de Fátima lo hicieron las de Santa Ana para dar salida a la Hermandad de la Candelaria. Sobresalió de su cortejo la presencia de nazarenos de El Perdón, devolviendo de este modo el acompañamiento del Domingo de Ramos y profundizando en los fraternales lazos que unen a ambas corporaciones.  Incluso, en el paño que portó la Verónica pudo apreciarse el rostro del Cristo del Perdón. El Señor de las Misericordias contó con el acompañamiento de la Agrupación Musical de la Sentencia, mientras que la Banda Municipal de Música de Rota acompasó el caminar de la Virgen de la Candelaria. Domingo Gil y Mariano Tizón volvieron a comandar a las cuadrillas de costaleros de ambos pasos.


El tránsito de la cofradía por La Plata -caracterizado por el cariño que le profesa su barrio- constituyó uno de los momentos más emotivos de una salida que luego ya en el centro gozaría de otros pasajes igualmente brillantes.


San Marcos es una de las patas sobre las cuales se asienta no sólo el Lunes Santo, sino buena parte de esta semana. El sol quiso saludar la presencia en la calle del Señor de la Sagrada Cena, cuyo andar costalero ha marcado ya toda una época. Martín Gómez es el hombre que comanda una de las cuadrillas de referencia de la ciudad. Con Alma de Dios, la Agrupación Musical de la Estrella, de Dos Hermanas, llevó al Señor de San Marcos a la plaza de Rafael Rivero.
El palio de Santa María de la Paz es una de las joyas del patrimonio cofradiero local. En las primeras horas de la tarde de ayer lució sobremanera. La Banda de Música del Nazareno, de Rota, le interpretó en estos primeros tramos del recorrido marchas como la que le dedicara Andrés Muñoz o otras de nueva creación o clásicas como La Virgen de Sevilla, El Corpus o Nuestra Señora de Guadalupe. Antonio Torrent ejerció como capataz por segundo año consecutivo.
Prácticamente a la misma hora, entre las seis y diez y las seis y cuarto de la tarde, iniciaron sus recorridos La Viga y Amor y Sacrificio, respectivamente. La primera es una de esas cofradías que merece la pena ver cuando busca la Carrera Oficial, por enclaves como la plaza Peones, Carpintería Baja o el entorno de la basílica del Carmen.


El paso del Santísimo Cristo de la Viga presentó como principal novedad la eliminación del monte rocoso que había caracterizado sus últimas presencias en la calle, recuperando el exorno floral clásico de statis morado. Eduardo Salazar repitió como capataz de la cuadrilla de costaleros de un paso de perfecto equilibrio estético.


La Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor, acompañó al paso de palio de la Virgen del Socorro, que en esta ocasión recuperó como capataz a José Manuel Otero Vázquez.
La Hermandad de Amor y Sacrificio se convirtió en el contrapunto absoluto a la jornada del Lunes Santo, destacando su amplio cortejo de nazarenos. Al igual que ocurriera el Domingo de Ramos, el número de nazarenos se incrementó con respecto a 2013. En este caso vistieron la túnica 1.105 cofrades, un 6% más.

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