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Jerez

Jerez le echa \'calor\' a Europa

Un lunes a medio camino entre la resaca del domingo y un martes que se presume multitudinario

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Seis, siete, ocho, nueve... La Feria dura los días que le viene en gana, y no se sabe ni cuándo empieza ni cuándo acaba. El encendido del alumbrado regresó a la noche del domingo después de un par de años de tregua y quizá en el momento más inoportuno, porque ello provocó que la mitad de los cacharritos estuviese aún en Sevilla. Por eso ayer fue día de trajín -de zafarrancho de montaje en toda regla- en esa trastienda del parque González Hontoria  que se convierte en infierno para que las carteras sucumban al fuego eterno del deseo y el vértigo infantil.

La Feria recuperó de paso el día de las reuniones de trabajo y las comidas de empresa. Ojo, recuperó el día, la tarde y la noche..., ahora falta todo lo demás: las reuniones, el trabajo, las comidas, las empresas... Paciencia. Todo llegará, pero a su debido -o indebido- momento. En cualquier caso ya no hay excusa para que los emprendedores no pongan en marcha nuevas iniciativas empresariales. Ya tienen un día de Feria para invitar a sus trabajadores, y esa es la mejor ventanilla única y la mayor línea de crédito posible para bajarse a la arena y rematar una faena que hasta ahora se ha quedado en destellos.

Porque no me negarán, ahora que estamos, que en cuestiones de arena -o albero, que para el caso es lo mismo- no hay quien gane la pelea al parque González Hontoria. El albero y el levante -por colleras- armaron ayer un auténtico alboroto en el Real, un lío. Faena de cante grande, que escribiría el compañero Luis Rivas... Máximos trofeos para ellos, sin división de opiniones ni dudas de ninguna clase en la presidencia.

Y de repente, Europa...

Van a terminar por liarnos. Europa, ese concepto casi siempre discutido y discutible, a veces más lejano y perdido que la caseta de Frontera Radio, se nos ha hecho de un tiempo a esta parte algo tan propio como Tío José de Paula, El Disco Rojo o Los Pollitos.

“Y ahora por fin, ya somos europeos”, que diría Antonio Ozores. Así que si ha tenido la tentación de dejar de beber después de no entender qué leches quería decir uno de los luminosos de Ximénez, desista, no lo haga. Usted no tiene problemas de visión, es que está escrito en inglés, que por algo somos Ciudad Europea del Vino, sede de la asamblea de la Red Europea de Ciudades del Vino y no sé cuántas cosas más. Será grande la cosa que Recevin -que es la red en cuestión- se ha hecho con caseta propia, rivalizando europeísmo con Jerez-Londres.

Pero ojo, no se líe, Recevin no se presenta a las Elecciones Europeas. Son cosas diferentes, si bien es una idea. Imaginen una coalición en la que se integraran Burdeos, Oporto, la Toscana, Jerez... Sería imbatible, la tercera vía, la esperanza blanca...

Lo de las Europeas es otra cosa, menos espirituosa y bastante más mundana. Se queda la cosa en abanicos de cartón, en merchandising de economía de guerra y en sobrevenidos esfuerzos por tratar de convencer al personal de que Europa es -ahora sí- el verdadero centro de nuestras vidas, la razón de ser por la que sale el sol cada mañana. 

Se prevé una campaña caliente -de 35 grados a la sombra como poco-, y una resaca de borrachera y abstención. Tómela con moderación y mucho hielo, que eso alivia. Y vaya picando, aunque sea entre horas, que en la Feria los relojes suelen pararse a la hora a la que cada cual le convenga.

Por eso los jerezanos aparcaron hace años el viejo concepto de la Feria de día y la Feria de noche. Se va y se viene cuando apetece, y con temperaturas tan elevadas como las que se registraron ayer es lógico que apetezca más tarde que temprano. Así es más fácil vencer al astro rey, que por segundo año consecutivo no parece dispuesto a ofrecer ninguna tregua.

Calma chicha en el González Hontoria

El Real vivió ayer la calma chicha propia del lunes, de nuevo tres años después a medio camino entre el ambiente de la noche del alumbrado y un carrusel de martes al que tratará ya de subirse todo el mundo por mucho que el calor apriete y la cartera ahogue. Y ojo con este martes, que además es 13 de mayo. Avisados están los supersticiosos.

Recevin no es el arma secreta que guardan Ancelotti y Simeone para la final de la Champions, por mucho que tenga nombre de delantero de alguna de las repúblicas exsoviéticas. El fútbol local mira ahora desde la distancia la lucha madrileña por la conquista de Europa, mientras paga sus pecados del pasado en el purgatorio de las divisiones inferiores. España le queda lejos, y Europa no le aparece ni en el google maps.

El jerezano ejerce estos días de anfitrión de las ciudades del vino, de las del caballo y de cualquier otra cosa que se tercie al mismo tiempo que practica la lengua de Shakespeare tratando de pronunciar ese encaje de letras que Iluminaciones Ximénez ha tejido sobre el alumbrado al modo y manera de ya célebre Carolina Casado. Oit points o eight points: that is the question. Sólo falta que las mujeres se dejen la barba para bailar por sevillanas. Europa manda, y en la Feria también.

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