Jerez

Pedro Pacheco, el personalismo por encima de las siglas políticas

Respaldado por las mayorías, empezó a creerse inmune y convirtió al Ayuntamiento en una prolongación de su propia casa.

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Pedro Pacheco, un político marcado por su fuerte personalismo, ha mantenido siempre que nada en la vida es como comienza sino como termina. Su vida política, en la que ha gobernado Jerez de la Frontera (Cádiz) durante 24 años como si fuera su casa, puede terminar entre rejas.

Aficionado a correr maratones, Pacheco (Jerez, 1949) irrumpió en la política local en las elecciones municipales de 1979, convirtiéndose, cuando apenas tenía 30 años, en alcalde de Jerez, cargo que ostentaría durante 24 años.

Su nombre saltó a los medios nacionales cuando en diciembre de 1989 se hizo famoso al ser condenado a seis años de inhabilitación por la Audiencia de Sevilla por declarar que "la justicia es un cachondeo", tras anular un tribunal una orden municipal de derribo de una parte del chalet del cantante Bertín Osborne.

De origen humilde, sus vecinos encontraron en él al hombre adecuado para liderar la transformación de una ciudad que entonces muchos veían solo como de "señoritos" y "caballos".

Abogado y empleado de la Caja de Ahorros de Jerez, se convirtió entonces en uno de los grandes referentes del Partido Socialista de Andalucía (PSA), que en esa época vivía su periodo de esplendor y tenía incluso representación en el Congreso de los Diputados.

En 1982 fue elegido diputado en el Parlamento andaluz en las primeras elecciones autonómicas y ocupó también un escaño en el Parlamento Europeo, en el Grupo Arco Iris.

Las municipales que ganó en 1979 le obligaron a buscar alianzas con otras formaciones políticas, pero cuatro años más tarde Pacheco pudo empezar a gobernar la ciudad con mayoría absoluta y manos libres.

Su carisma era tal que incluso algún candidato llegó a reconocer, años más tarde, que en los comicios de 1983 prefirió votar a Pacheco antes que a su propio partido.

Con su gobierno, el Consistorio fue ganando peso en la ciudad de manera paralela al declive de la industria vitivinícola, que hasta ese momento había sido el pilar fundamental de su economía.

Pacheco, alcalde incontestable, presumía de haber convertido al Ayuntamiento en la gran locomotora del municipio, una administración que acabó siendo refugio laboral de quienes padecieron el desmantelamiento del sector bodeguero.

En la segunda mitad de los años ochenta, Jerez era "una isla rodeada de capullos" (por el emblema socialista), tal y como afirmaba Pacheco, que se vanagloriaba de gobernar una de las pocas grandes ciudades de Andalucía que no estaba en manos del PSOE-A.

Fueron sus momentos de mayor popularidad, coincidentes con la inauguración del Circuito de Velocidad, uno de sus grandes legados.

Respaldado por las mayorías, empezó a creerse inmune y convirtió al Ayuntamiento en una prolongación de su propia casa.

Quizá por ello actuaba casi siempre como un verso suelto dentro del Partido Andalucista, hasta el punto de mantener sonadas disputas con otros referentes del andalucismo, como el sevillano Alejandro Rojas-Marcos, lo que llegó a costarle la expulsión del partido.

Pero Pacheco estaba por encima de las siglas, de ahí que no dudara en poner en marcha iniciativas como la del Partido Andaluz de Progreso (PAP), de ámbito exclusivamente local y que le daban cobertura para seguir gobernando el Ayuntamiento.

A mediados de los 90 participaría en una reunificación del andalucismo que no sería más que el inicio del declive del PA, y posteriormente recuperaría las viejas siglas del PSA. Recientemente puso en marcha su última criatura política, Foro Ciudadano, de presencia exclusiva en Jerez.

Pacheco es, según quienes le conocen, un hombre terco y orgulloso, pero trabajador infatigable, capaz de levantarse para correr a las seis de la mañana y resistir en el Ayuntamiento hasta última hora de la noche.

En mayo de 2003 perdió por primera vez las elecciones municipales, viéndose obligado a cerrar un pacto "in extremis" con la popular María José García-Pelayo, lo que le permitía conservar parte del control del Ayuntamiento.

Apenas había transcurrido año y medio de la legislatura cuando García-Pelayo destituyó a quien era su primer teniente de alcalde y delegado de Urbanismo, lo que llevó a Pacheco a presentar una moción de censura contra la regidora y a ofrecer otro pacto político para la alcaldía a la socialista Pilar Sánchez.

En el 2007 cosechó un nuevo fracaso electoral, que le llevó a la renuncia de su acta de concejal y a abandonar momentáneamente la vida política.

El estallido de la crisis económica -que en Jerez se agravó como en pocas ciudades por la precaria situación de las arcas municipales- animó a Pacheco a crear Foro Ciudadano

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