La “plaga” de los robos disminuyó el año pasado, de acuerdo con los datos oficiales, pero continúa presente en las explotaciones rurales de la provincia, situación frente a la que los agricultores han hecho piña para dificultar la tarea a los ladrones.
De hecho, según datos de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz sobre la tasa de criminalidad existente en la provincia a finales de 2016, se logró reducir en el ámbito rural un 3’5% las infracciones penales contra el patrimonio, un 7% los robos con fuerza en las cosas y un 13’2% los robos con violencia o intimidación.
Del mismo modo, la Subdelegación destacó que el grado de eficacia alcanzado en el esclarecimiento de los robos en vehículos aumentó en un 341’7% y de los hurtos en un 20’3% con respecto a 2015.
Además, estas dependencias gubernamentales incidieron en que este esclarecimiento de los hechos delictivos denunciados supuso la detención del 2’2% más de personas en 2016 con respecto a 2015. De ese porcentaje, un 40’7% ha sido vinculado a la resolución de hurtos y del 140% de robos en domicilios.
No obstante, los agricultores no bajan la guardia. Nunca mejor dicho, porque colectivos como Asaja también actúan sobre el terreno con medios propios con los que proteger a sus asociados, en colaboración con el Grupo Roca de la Guardia Civil, departamento al cual elogiaron y desearon su continuidad e incluso ampliación.
Así lo expresó a este diario el presidente de Asaja Cádiz, Pedro Gallardo, quien recordó la necesidad de que agricultores y ganaderos afectados por estos tipos de incidencias presenten siempre denuncia ante las correspondientes autoridades.
Explicó sobre este “sistema de guardería”-ofrecido por Asaja a través de la asociación sectorial Agasa- que estos vigilantes actúan como “halcones” que se mueven por toda la provincia al acecho de posibles delincuentes, en turnos diurnos y nocturnos, los 365 días del año. “Es una medida disuasoria”, añadió.
Detalló también que estos guardas van motorizados -ya sea en coche o moto- y su número se incrementa en la época de cosecha, ya que es el periodo en el que se dan más casos de estos robos. “Cuando no hay recolección, se roban más motores, equipos de riego, y por tanto, no es solo el valor de lo que se sustrae, sino la imposibilidad que se tiene durante los días siguientes para seguir regando, por ejemplo”,
Además, Asaja cuenta con un sistema de alarmas interconectadas en las explotaciones agrarias.
En relación a estos medios, el año pasado se registraron unas 16.00 visitas a propiedades agrarias por motivos de vigilancia. “La idea es que cuando se produzca un robo, o se sospeche que va a haber un robo, se llame a esa patrulla para que estén lo antes posible”, indicó el presidente de Asaja, quien puso de relieve que el tiempo de llegada al lugar de alerta es de entre cinco y diez minutos.
“Hay zonas muy sensibles, como las de riego”, sostiene, por elementos como los motores o el cobre, aunque matizó que la recogida es un periodo muy marcado para este tipo de actuaciones ilegales. En este sentido, llamó la atención también sobre las piscifactorías de la provincia, afectadas también de manera importante por los efectos directos de la “distracción” de materiales como los de la oxigenación de los estanques.
Por otro lado, Gallardo destacó igualmente la colaboración tanto con el anterior subdelegado del Gobierno, Javier de Torre, como con el actual, Agustín Muñoz. “Hay muy buena sintonía y trabajamos conjuntamente”, dijo.
Fruto de esta cooperación, según enfatizó, se está persiguiendo el hurto “de principio a fin”, ya que “se persigue tanto al que roba como al que compra la mercancía”, un factor que consideró como “muy importante”. Por último, agradeció la aprobación de cambios en el Código Penal que permiten un “endurecimiento de las penas”, lo que destacó en relación al “lucro cesante” sufrido por las víctimas de estas acciones.
Coag
Miguel Pérez, secretario general de COAG en la provincia de Cádiz, coincidió en similares conclusiones con Asaja en el análisis de los asaltos que sufre el sector agrícola. “Hay un alto nivel de robos en la provincia. Viene por oleadas. Seguimos con el mismo temor de no poder dejar nada en el campo”, comentó a este diario.
También coincidió en elogiar la labor del Grupo Roca de la Guardia Civil: “están haciendo una magnífica labor”. “Le hemos incluso agradecido por escrito su trabajo porque deseamos que se mantenga el mismo grupo e incluso que se amplíe su presencia. Son imprescindibles. Para nosotros, el problema de los robos es una auténtica lacra”, agregó. A este respecto, señaló que son continuas las quejas recibidas por el colectivo de distintos sectores y lugares de la provincia.
“El problema no solo hay que atajarlo con la vigilancia en el campo, sino también donde se compra lo que se roba”, analizó, ya que apuntó que “hay gente que está haciendo el agosto con los robos y participan en el delito, por la receptación”.
En este sentido, ahondó en que “si el que roba no tiene luego capacidad de vender, no tiene negocio”.
Lamentó además Pérez que hay casos que se dan “con total impunidad, incluso hemos tenido quejas de robos cometidos a plena luz del día”.
El representante incidió igualmente en que por parte del colectivo se mantiene un contacto habitual con el Gobierno y con la Guardia Civil.
Protección
“Estamos tratando de trabajar un modelo de seguro a la totalidad de la explotación. Estamos pidiendo, sabiendo que es complicado y que el riesgo de robos es muy alto, cubrir estos contratiempos”, explicó Miguel Pérez, ya que, como expuso, “no es una línea que esté muy extendida en todos los seguros”.
Y es que con respecto a este tipo de protección y la judicial, el secretario general recomienda que siempre se denuncie, para que conste oficialmente. Además, expuso que “en muchos casos se recuperan lo robado”.
“Además del coste económico, que es lo principal, es muy importante el trastorno que significa. A lo mejor se llevan cualquier apero que en el mercado no está caro, pero encontrar el mismo apero puede ser complicado”, lamentó Pérez.
Otro miembro de Coag, Juan Salido, responsable del colectivo en el Campo de Gibraltar, se expresó en la misma línea que Pérez y desveló un curioso pero efectivo medio para prevenir y actuar ante robos, que complementa a otros como los de las cámaras de seguridad: el extendido servicio de mensajería instantánea de whatsapp.
Según contó a este diario, unos 40 agricultores de su zona comparten un grupo donde “delatan” la entrada de personas o coches sospechosos. Varios ‘cacos’ han caído ya ante la inmediatez de estos mensajes.
"La justicia no repara todo el daño causado"
“Fui un día al juzgado de San Roque por una denuncia que puse de un robo, y cuando volví a mi finca vi a alguien que se estaba llevando aguacates en una caja”. Es el relato de Pedro Marín, un agricultor de Castellar de la Frontera que ya lleva contabilizadas cuatro partes judiciales en este primer mes del 2017.
En esta ocasión, el ladrón, según relató a este diario, salió huyendo sin que le pudiera ver la cara. Desafortunadamente, encuentros como éste son más habituales de lo que a él le gustaría. Entre las “excusas” que ha llegado a recibir ante intrusos encontrados 'in fraganti' en sus terrenos están las de hacer “trampas” para pájaros, o incluso simplemente la de “dar un paseo”. En otra ocasión, a otra “visita no esperada” de otro sospechoso-que dejó incluso el coche aparcado en las cercanías- le dijo que abriera el maletero del coche, ante la posibilidad de que se tratara de otro 'caco'.
Efectivamente, allí se encontraban unos 40 kilos de aguacates. Nueva infiltración en sus terrenos para sustraerle importantes cantidades de fruta y nuevo parte ante las autoridades judiciales. No obstante, el agricultor se muestra desencantado con el resultado de los casos que ha llevado a los tribunales, ya que consideró que no se llega a reparar el daño de lo sustraído. Y es que los delincuentes a los que se ha tenido que enfrentar en suelo de su propiedad son también ladrones del tiempo. Del que Marín tiene que dedicar a desplazamientos y a esperar a una resolución que le haga recuperar los daños percibidos.“Es más, parece que cuanto más denuncio más me roban. Incluso me llegan a amenazar”, lamenta.
De hecho, llega a decir que una de las personas pilladas con las manos en la masa le dijo que “una noche te vas a encontrar con la finca quemada”. Todo ello le ha llevado a pensar en si merece la pena seguir o tirar la toalla. “Esto te aburre. Cuando estás en el campo por alguna incidencia o para vigilar piensas que deberías estar este tiempo con la familia. Cuando estás con la familia, estás pensando en lo que podría pasar en el campo”, dice Pedro, que dispone de avisos a través de las cámaras de seguridad. El agricultor se pregunta qué hacer. “Llevo ya 30 años en el campo”, resume.