Jerez

Diego Galiano, el adiós del gran capitán

Jugó 236 partidos en Segunda División B, un total de 19.306 minutos y consiguió catrorce goles y 156 partidos y 17 tantos con el Guadalcacín en Tercera

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  • El gran capitán. -

Sin hacer ruido se ha ido uno de esos jugadores que los aficionados querrían ver siempre sobre un campo de fútbol. Sin molestar, sin llamar a nadie, solo comentándoselo a su gente, a su club, el club que le dio vía libre en su momento para salir hacia la cantera del Sevilla y hacerse futbolista profesional, así ha colgado las botas Diego Galiano.
Lo hizo justamente hace una semana en su casa, en el Fernández Marchán, portando el brazalete de capitán de los azulones del Guadalcacín. En un día triste porque su equipo decía adiós a cinco temporadas inmensas en Tercera División, pero en una jornada especial porque se condensaban todos los sentimientos en torno a él. Todo Guadalcacín estaba con un hombre que bien merece que el “pueblo” como él llama a Guadalcacín le dedique una calle, una plaza o una rotonda, porque Diego ha sido un futbolista singular, que ha liderado los mejores años de la historia del Guadalcacín. Una historia última que no se entendería sin Diego Galiano Jiménez.
En el momento de colgar las botas deja atrás 236 partidos jugados en Segunda División B, de ellos 220 como titular. Deja atrás 19.306 minutos en Segunda B y 14 goles y muchos equipos que han conocido la honradez profesional de un hombre que ha amado al fútbol por encima de muchas cosas. Ha militado en equipos como Los Palacios ,  Sevilla Atlético, la Cultural Leonesa, Logroñés,  La Balona, Lleida o Polideportivo Ejido en Segunda División B y luego firmó por el Rácing Portuense en Tercera División y no se le cayeron los anillos para ser la imagen de un club que comenzó con su llegada a hacer historia, ya que tras militar una campaña en Primera Andaluza, a la siguiente ascendió a Tercera - aún recuerdo ese partido homenaje, ya con el ascenso conseguido, ante el Chipiona ante un abarrotado Fernández Marchán-. Y después cinco campañas en Tercera División. Sufriendo mucho, pero con una gran dignidad hasta que la mala planificación, la mala fortuna o como se le quiera llamar ha devuelto a los guadalcacileños a División de Honor Andaluza, donde jugarán por vez primera ya que, cuando ascendieron, esa categoría no existía.
El Guadalcacín es su club.   
Un club al que Diego va a seguir ligado, porque es el encargado deportivo de la cantera, lleva a los más pequeños de la casa, a juveniles y..., seguro, que desde el puesto que ocupe, ya se habla de la posibilidad de que sea el entrenador de la próxima temporada en División de Honor Andaluza,  ayudará a que su equipo vuelva a hacer historia.
El pasado domingo fue el día de Diego Galiano, fue el día en que la  afición le reconoció todo lo bueno que le ha dado al club. Y estuvo rodeado de sus aficionados, de sus compañeros, de su gente, de su familia, de los que le quieren. Diego Galiano ha pasado ya a ser historia vida del Club Deportivo Guadalcacín, aunque su honradez profesional la ha dejado por media España, por Andalucía, por la Rioja, por Castilla y León, por Calaluña.
En el Guadalcacín, en las cinco temporadas que ha estado en Tercera División ha jugado un total de 156 partidos y ha marcado 17 goles. Son números incontestables, son los números del gran capitán que a partir de ahora va a estar en el banquillo -y lleva dos años entrenando a los juveniles y siendo el director de la escuela de fútbol de la inagotable cantera de Guadalcacín- intentando que su equipo recupere las glorias de estos últimos años. No va a ser una tarea fácil, pero tampoco imposible ya que, de seguro, él sabrá inculcarle a los chavales esa sapiencia futbolística que atesora y, sobre todo, les instará a ser profesionales, aunque no lo sean a nivel económico, tanto en los entrenamientos como cuando salten al terreno de juego a disputar los tres puntos.
Diego Galiano tiene su vida personal perfectamente organizada en Guadalcacín. También su vida profesional al margen del fútbol, aunque él deseará que, tal y como pudo hacer de futbolista, también desde los banquillos pueda dedicarse por entero a su gran pasión que es sin género de dudas el fútbol. A lo mejor el fútbol le debe una a un futbolista tan horado como Diego y, porque así son las cosas, le otorga lo que le pudo quitar ahora cuando esté en los banquillos.

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