M umoris podría ser mamá en una lengua ya olvidada, también podría significar ternura, o el término que usásemos para describir un momento especial de nuestra infancia, un recuerdo que viene acompañado de un olor característico, que te transporta, que te ayuda a viajar en el tiempo, como cuando jugar con muñecas era la única preocupación que tenías en la vida. Mumoris puede significar eso y mucho más, aunque lo que de verdad recoge esta palabra es el proyecto de Maricarmen Fernández y Elena Muñoz . Una idea que surge entre puntadas, imaginación, ganas de investigar con diversos materiales, y el objetivo de explicarles a los más pequeños cómo se lleva a cabo un parto de una manera muy especial, a través de muñecas de trapo embarazadas.
Esa fue la idea originaria de una maestra y su alumna, una relación que creó una bonita simbiosis de la que nació hace año y medio Mumoris.
“Ella daba clases de punto y a mí me gustó compartir en comadreo esta actividad. Desde pequeña había sentido gusto por todo lo artesanal y ella también. Surgió de una forma muy natural que hiciéramos algo juntas, en mi caso sentía la necesidad de explicarle a mi hija cómo era un parto vaginal, porque para los niños es algo muy interesante que no siempre se les explica correctamente”, apunta Elena.
Ahora también hacen muñecas con partos por cesárea, con una rajita en la barriga donde sale el bebé muñeco. “Es perfecto para explicárselo a los hermanitos pequeños o para cuando el niño sea un poco más grande contarle cómo nació”.
Aunque las muñecas de trapo embarazadas no es lo único que caracteriza a Mumoris, además de ser 100% artesanal, tanto Elena como Maricarmen han ampliado la familia de Mumoris con muñecos inclusivos y personalizables. Cualquiera puede Mumorizarse, incluso las mascotas o los personajes de cuento.
“Nos gustaba la inclusión de todos los personajes, fuimos avanzando y descubriendo materiales nuevos, que es algo que nos encanta. Aunque parezcan para niños, las Mumoris también han tenido gran aceptación por parte de los adultos, nos lo demandan personalizados, o incluso de sus mascotas. Apostamos también por crear Mumoris de personajes de cuento porque así los niños hacen teatro y potencian la imaginación”, señala Maricarmen.
Y es que ahora realizar muñecas de trapos inclusivas resulta todo un acto revolucionario en medio de la era de la tecnología y atravesando una pandemia mundial. Y por esa razón quizás su éxito resida en que como dice Maricarmen “es una vuelta a lo vivido, y eso tal vez no te lo da la tecnología”.
Tienen que contabilizar cuantas Mumoris han hecho en todo este tiempo, porque “está todo registrado, pero aún no sabemos exactamente cuántas hemos realizado. Tenemos que hacer balance y ver también cómo va el proyecto, qué rumbo queremos tomar, aunque eso también te van guiando a veces los clientes que son los que van pidiendo cosas diferentes”, explica Elena.
Ambas atesoran muchas horas en el taller creando y cosiendo. “Es mucho tiempo, por ejemplo, las personalizadas cuando te llega la foto tienes que estudiarla y ver el personaje, disfrutamos y nos encanta lo que hacemos. También las Mumoris llevan parte nuestra, al final es una vía de expresión”, explica Maricarmen.
Muñecas con alma, que también sirven como terapias, y es que detrás de cada pedido hay historias únicas y que llegan al corazón.
“El encargo que más me ha emocionado tiene que ver con una historia triste. Un amigo de mi hijo se mató en un accidente, me encargaron un muñeco y ahora lo tiene su novia, quien me manda fotos con él en todos los sitios. Son historias muy emotivas”, narra Maricarmen.
Muñecas que devuelven la magia a todos.
