En un momento en que la tensión entre Occidente y Rusia se encuentra en su punto álgido de las últimas décadas, la importancia de las fuerzas de la OTAN destacadas en países limítrofes cobra una especial importancia. Entre las naciones que de manera más realista viven la amenaza rusa se encuentran Moldavia, Polonia, pero también los pequeños países bálticos, que, por su propia historia, saben bien lo que es permanecer bajo el yugo del gigante ruso durante la etapa soviética. Lo que quizá pocos sepan es que, en esta primera línea de contención se encuentra un comandante de nuestra tierra, concretamente de Castillo de Locubín. Su nombre es José Miguel Vico Ibáñez.
Comandante de infantería, José Miguel Vico, de 39 años de edad, ostenta, en este momento, la segunda jefatura del batallón de la OTAN en la base de Adazi, en Letonia. En la misión, dirigida por Canadá, y en la que, además de canadienses y españoles, se encuentran integrados militares procedentes de Italia, Polonia, Eslovenia, Albania y Montenegro, nuestro país ocupa varios puestos de relevancia en el cuartel general de este batallón multinacional. Esta base alberga uno de los cuatro grupos tácticos multinacionales que la OTAN dispone en el área de los países bálticos, junto a los emplazados en Lituania, Estonia y Polonia. La misión tiene como objetivo esencial la disuasión frente a la posible agresión a países aliados en esta zona por medio de un despliegue de carácter defensivo.
Desde muy joven, José Miguel Vico mostró su vocación militar y, tras el correspondiente período de formación, tuvo claro que quería dedicarse al Ejército de Tierra. Tras aprobar las oposiciones se fue a Zaragoza, donde se graduó como alférez. Después de tres años de estancia, los dos siguientes permaneció en la Academia de Toledo, y posteriormente de vuelta a Zaragoza, alcanzaría el rango de teniente. Su primer destino sería Córdoba, donde permaneció cinco años. Tras ascender a capitán llevaría a cabo misiones en Líbano. Hace dos años ascendía un peldaño más en el escalafón militar, para convertirse en comandante, teniendo su base en Córdoba.
La misión en Letonia no ha estado motivada por la reciente invasión rusa de Ucrania, sino que estaba ya programada por la OTAN desde el año pasado. No obstante, el estallido de la guerra ha proporcionado una nueva dimensión a la presencia de este y otros batallones cercanos a la frontera con Rusia. Sin embargo, como nos relata su madre, Mª Trini, desde allí siempre tiene palabras tranquilizadoras para su familia: “Es mi trabajo”, repite. “Casi solo nos dice eso; es un militar de vocación, y lleva la discreción a rajatabla”. Llegó a Letonia en enero, en pleno invierno, con un frío acérrimo, de lo cual da muestra la imagen con la que ilustramos este artículo. Su regreso está previsto para mediados de junio, cuando, si todo sigue según lo previsto, se reencontrará con su familia –mujer y dos hijos–, en Córdoba.