San Fernando

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El Arropiero, el mayor asesino en serie de España que recorrió las calles de San Fernando

A su última víctima, Antonia Rodríguez Relinque La Toñi, vecina de San Fernando, discapacitada mental, la mató con los leotardos que le había regalado

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  • La detención del Arropiero. -

Quien pase como yo de los sesenta años de edad y pueda recordar por nuestras calles y rincones de La Isla aquel pregón que decía "vendo arropías", podrían aquel singular y extraño personaje, que con su canasto al hombro solía así vender de forma ambulante un sabroso y elaborado producto extraído del higo, denominado arrope o arropía, de sabor dulce elaborada a base del higo, aunque también se extrae de la caña de azúcar. Su forma trenzada y cortada en trozos se solía vender en nuestra comarca de forma ambulante.

Del rico dulce todos los que lo conocieron lo recordaran sin lugar a dudas; pero si les hablo del personaje que las hizo popular en nuestra Isla de León, quizás ya no tanto.

Se trata del llamado Manuel Delgado Villegas El Arropiero, nacido en Sevilla el 25 de enero de 1943. Su padre que les abandonó, se dedicaba a vender arrope (arropía) y él lo ayudaba, de ahí recibió su alias: el arropiero. Su madre falleció al darle a luz en 1943 cuando contaba 24 años de edad, así que su hermana y él fueron criados por su abuela en Mataró (Barcelona).

Posteriormente se trasladó al Puerto de Santa María, donde residía su padre que se había casado de nuevo. Asistió a la escuela, pero no aprendió a leer ni escribir. Su infancia estuvo repleta de traumas y secuelas de su mala crianza.

En 1961 con 18 años, ingreso como voluntario en la legión española, donde aprendió la técnica de un golpe mortal que aplicaba con su mano abierta en la garganta de sus víctimas, que empleó y por el cual se hizo célebre en su criminal carrera delictiva. La policía denominó a aquel golpe que empleaba, como El golpe del legionario o tragantón

Poco tiempo después desertó o abandonó la legión y se dedicó a viajar por el sur de Europa (Francia, Italia y especialmente por España), sembrando de muerte y desolación a su paso por donde estuvo.

Proxeneta, chapero y vagabundo, que no tenía escrúpulos en la práctica del sexo con hombres o mujeres de lo que vivió durante un tiempo de su vida. Ni de practicar la necrofilia con sus víctimas después de asesinarlas, en muchos casos durante días. Por sus numerosos crímenes ha sido conceptuado como el mayor asesino en serie de la historia criminal de España.

Fue un psicópata poseedor del cromosoma XYY (también conocido como de Lombroso o de la Criminalidad). Cuando hacía vida normal, se comportaba de manera infantil. Pero cuando asesinaba se transformaba en un ser despiadado y sin escrúpulos y sin preocuparse del sufrimiento de sus víctimas. Su aspecto y peculiar bigote lo asemejaba al popular Mario Moreno Cantinflas. Fue detenido numerosas veces en aplicación de la por entonces Gandula, ley de vagos y maleantes.

Hace ya unos años me comentó un conocido personaje que regentaba un popular establecimiento frente al célebre mercado de San Antonio de nuestra ciudad, conocido como la carbonería o bar casa Paco o Paquito el de las gambas, de cómo el conoció personalmente al propio Manuel Delgado Villegas El Arropiero.

Según me comento aquel día Paco, El Arropiero tenía una novia a la que solía visitar cada tarde en su domicilio sito en la cercana Calle Lauria. Y que a veces paraba en su bar para hacer tiempo y hasta le ayudaba a barrer el mismo. Una tarde le enseñó a Paco unas medias que le pensaba regalar a esta mujer, exclamando literalmente: ´"Si supiera ella que serán las últimas que se ponga..."

La desaparición de su última víctima, Antonia Rodríguez Relinque La Toñi, vecina de San Fernando, discapacitada mental, que había sido vista varias veces en compañía de Manuel Delgado Villegas y con quien mantenía una relación sentimental, puso a la policía sobre la pista del mayor asesino de la historia de España.

Aquella pobre mujer fue asesinada empleando para ello sus propias medias, en una zona de malezas y rastrojos apartada del Puerto de Santa María. Y cuentan las crónicas, que durante varios días la visitaba para ultrajar su cadáver,y practicar con ella su afición favorita; la necrofilia (practicar sexo con cadáveres). La policía al encontrar su cuerpo, montó un dispositivo de espera, logrando su detención el día 18 de enero de 1971.

Sin sospechar nada, la policía lo trasladó a comisaría, donde fue interrogado sobre la desaparición de la que se consideraba su pareja, declarando para sorpresa de los atónitos investigadores, que la había estrangulado con sus propios leotardos mientras practicaban con ella el acto sexual. Y que además confesó haber matado a 48 personas más a lo largo de su vida.

Cuentan que fue el primer caso en que se puso a disposición de los investigadores de aquellos delitos un avión con el cual recorrieron todos los lugares donde este confesó la comisión de sus asesinatos. De sus crímenes tan sólo se le pudieron demostrar un total de 7 cometidos y de otros 22 probables; todos cometidos entre los años de 1964 y 1971, habiendo sembrado la costa mediterránea desde Italia, Francia y España de cadáveres, en el mayor de los casos sin aclarar.

Escenario y reconstrucción policial, de uno de los crímenes cometidos por Manuel Delgado Villegas.

Manuel Delgado Villegas El Arropiero murió el día 2 de febrero de 1998. Los últimos años de su vida estuvo internado en el Hospital Psiquiátrico de Carabanchel, de Madrid; en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent de Alicante y por último en el Psiquiátrico de Santa Coloma de Gramanet de Barcelona, de donde podía salir a pasear libremente. Aquel ser despiadado y criminal, murió a manos de otro asesino no menos conocido de nuestra época: el tabaco, del que llegó a fumar hasta 10 paquetes diarios y por lo cual contrajo una afección pulmonar.

Durante la estancia de José Delgado Villegas, que coincidió con la de Eleuterio Sánchez Rodríguez El Lute en la prisión del Puerto de Santa María, unas coplillas corrían por la comarca que decía así: “Tres cosas tiene el Puerto, que no las tiene Albacete; el Lute, el Arropiero y el olor del Guadalete”.

Recordar, cuando el viento de Levante un día os traiga el murmullo de aquel pregón, "vendoooo arropías". Nunca olvidéis que el mayor asesino en serie de nuestra historia nacional, también recorrió nuestras calles isleñas pregonando sus arropías, sin que ninguno de nosotros sospechásemos realmente quien era aquel siniestro personaje.

 

Otras imágenes de Manuel Delgado Villegas 'El Arropiero'.

Con el inspector de la brigada de policía que logró su detención, Salvador Ortega.

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