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Código de barras: 50 años facilitándonos el día a día

En 1974 comenzó a utilizarse en el mercado minorista este sistema informático, ahora omnipresente en las transacciones comerciales de todo el mundo

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  • Código de barras: 50 años facilitándonos la vida. -

En el Centro Behring, del Museo Nacional de Historia Americana (NMOAH, por sus siglas en inglés), situado en Washington DC (EE.UU), se guarda un escáner de precios de supermercado, fabricado por la compañía Spectra Physics (https://americanhistory.si.edu/collections/nmah_892778). 

La primera instalación de este sistema entró en servicio el 26 de junio de 1974, poco después de las 8:00 horas de la mañana, en un supermercado Marsh en Troy, Ohio (EE.UU.), y la primera compra que escaneó dicha máquina, capaz de leer el nuevo Código Universal de Producto (UPC o código de barras), fue un paquete de chicles Wrigley, según el NMOAH.

Spectra Physics y NCR desarrollaron conjuntamente el sistema, proporcionando respectivamente, el escáner láser y la caja registradora computarizada, y un grupo llamado "Comité Ad Hoc de la Industria de Comestibles" desarrolló el código de barras, el cual tuvo un enorme impacto en las ventas minoristas y el control de inventario, según esta misma fuente.

El comprador de los chicles Wrigley fue Clyde Dawson, jefe de investigación y desarrollo de los supermercados Marsh, y la cajera que lo atendió, fue Sharon Buchanan, según la publicación oficial (www.smithsonianmag.com) del prestigioso Instituto Smithsoniano, de Estados Unidos. 

El concepto original del código de barras lo idearon el ingeniero Bernard ‘Bob’ Silver y el inventor Joe Woodland, quienes lo patentaron en 1952 y construyeron un prototipo de demostración básico, pero este sistema solo pudo madurar y aplicarse a escala práctica con la llegada de tecnologías como los dispositivos láser y las minicomputadoras, según esta misma fuente.

El Salón de la fama de los inventores nacionales, de Estados Unidos, explica en detalle el trabajo conjunto de Silver (www.invent.org/inductees/bernard-silver) y Woodland (www.invent.org/inductees/n-joseph-woodland) en el desarrollo del ‘primer código de barras escaneado ópticamente’.

Descripción y uso del sistema

El código de barras o código barrado consiste en una serie de líneas negras paralelas de distinta anchura, sobre un fondo blanco, con espacios de tamaño variable entre unas y otras, y que en conjunto representan secuencias de caracteres, que a su vez representan distintos datos sobre el artículo u objeto que lleva el código, ya sea impreso directamente o en una etiqueta adhesiva.

El código de barras se lee mediante un dispositivo electrónico de escaneo óptico, de tipo manual o integrado en una caja registradora u otra superficie, que forma parte de un sistema informático, el cual almacena, procesa y decodifica la información representada mediante barras y espacios.

Uno de los códigos de barras estándar más conocidos es el UPC (sigla en inglés, de Código Universal de Producto), de 12 dígitos, utilizado en Estados Unidos y Canadá para identificar individualmente el fabricante, tipo y marca de los distintos productos y alimentos, almacenados y vendidos al público en supermercados y tiendas minoristas.

Otro de los códigos de barras más habituales es el código EAN, de 13 dígitos, que se utiliza en Europa y gran parte del mundo, señalan desde la plataforma latiendadelasbarras.com, que explica que hoy que día la mayoría de tiendas tienen lectores láser capaces de registrar tanto los códigos UPC como los EAN.

Impacto de la codificación barrada

Hoy en día, los códigos barrados se utilizan para efectuar el control, la identificación y el seguimiento de una amplia y variada gama de productos y servicios, en numerosas actividades, distintos sectores de la economía, la producción, y el comercio, además de en áreas como la cultura, la salud o el entretenimiento. 

Los códigos de barras se utilizan en alimentos procesados ​​y productos secos, hasta medicamentos y suministros médicos, repuestos para automóviles, componentes de computadoras, entradas a espectáculos e incluso libros de biblioteca.

“El código de barras revolucionó el comercio al agilizar el proceso de compra y venta, aumentar la eficiencia y reducir los errores”, explica a EFE, Subin George, gerente regional para el sur de Europa y Latinoamérica, de ManageEngine (ME), compañía de software especializado en TI (tecnología de la Información).  

“En la manufactura industrial, este sistema optimizó la gestión de inventario y la trazabilidad de los productos. A nivel de logística, simplificó el seguimiento de envíos y la gestión de almacenes. Además, su influencia se extiende a áreas como la salud, permitiendo un monitoreo preciso en la medicina”, destaca.

Explica que ME (www.manageengine.com/es), ofrece una función de código de barras, con integración perfecta y escaneo sin esfuerzo, para la gestión de activos de TI, que ayuda a agilizar procesos, ahorrar tiempo y rastrear activos de manera eficiente”.

“El código de barras supuso una gran revolución en el mundo de la logística, gracias a su capacidad para almacenar información importante de manera rápida y precisa”, comenta, por su parte, Nicola D’Elia, director ejecutivo (CEO) en España, Portugal e Italia, del grupo de paquetería InPost (IP). 

D’Elia describe a este sistema como el “pasaporte de los envíos”, y considera que “desempeña un papel crucial en la eficiencia de la logística y almacenamiento”.

Explica que IP (www.inpost.es) ha continuado desarrollando el código de barras, evolucionando hacia un modelo más sostenible, pero igual de eficiente, lo que condujo a crear un nuevo servicio, donde prima el código QR y con el que se pueden enviar los paquetes sin imprimir la etiqueta. 

Este nuevo programa, llamado ‘Envíos sin etiquetas’,  pone el foco en reducir el uso de papel y tinta habitual en la impresión de las etiquetas que acompañan a los paquetes enviados o a las devoluciones, y utiliza un código QR para poder gestionar los envíos con solo mostrarlo en la pantalla del móvil”, concluye.  

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