Close
La Hermandad de la Amargura vivió este sábado una jornada para el recuerdo con la salida extraordinaria de la Virgen por el 300 aniversario de la llegada de la corporación a su sede canónica de San Juan de la Palma. Una procesión distinta, concebida desde su origen como un acto de gloria, que transformó las calles del entorno en una auténtica fiesta para celebrar a su cofradía en el barrio.
Desde primeras horas del día, los vecinos engalanaron balcones y prepararon la alfombra de sal, mientras se organizaban petalás en distintos puntos del recorrido. Todo estaba pensado para rendir homenaje a una devoción que ha marcado el corazón del barrio durante tres siglos.
La salida desde la iglesia de San Pedro, condicionada por la altura limitada de su puerta, propició una estampa inédita desde hace décadas: la Virgen de la Amargura procesionó sin palio y flanqueada en las esquinas del paso por los candelabros del misterio. Una imagen poderosa que no se producía desde la procesión Magna celebrada por la proclamación del patronazgo de la Virgen de los Reyes sobre la ciudad de Sevilla.
La música también tuvo un papel destacado en esta jornada extraordinaria. Acompañada por la Banda del Carmen de Salteras, la Virgen avanzó al compás de un repertorio más festivo de lo habitual, alejado del tono penitencial habitual. Sonaron composiciones de Gámez Laserna, Pedro Morales y la emblemática saga Font, con la marcha ‘Amarguras’ como estandarte imprescindible.
El calor, que superó los cuarenta grados durante la tarde, fue la única nota discordante. Sin embargo, la salida a las 21:00 mitigó los efectos del sofocante clima y permitió disfrutar de una procesión cómoda y fluida, en la que la Virgen fue recibida con ilusión en calles por las que la imagen no había pasado desde hace años.
Un aniversario que quedará grabado en la memoria colectiva de la Hermandad y de toda Sevilla, con la Amargura como protagonista de una noche inolvidable.