Jaén

David Padilla

Artículo sobre el recién fallecido pintor jienense

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  • Obra de Padilla -

He tenido la fortuna de conocer tres facetas distintas de David Padilla que jamás olvidaré. En primer lugar la de la amistad, las charlas interminables al calor de un café o al fresco de una caña en las que su saber vivir, su inteligencia y su picardía cabalgaban a la par, esos ratos mágicos relatando anécdotas, diseccionando la actualidad, elucubrando sobre el futuro o hablando de arte…, ratos que deseabas dilatar al máximo y repetir cuanto antes.


En segundo lugar su faceta como maestro, maestro de pintura y de dibujo, sobre todo de retrato; una faceta de maestro en la que hacía suya la divisa de instruir deleitando y donde su generosidad no dejaba lugar a la mezquindad de los simples profesores pues desvelar sus secretos era parte de su técnica magistral, no dejaba un instante de insuflarnos valentía artística tratándonos como a sus iguales y de desmenuzar sus trucos ante nuestros ojos, trucos repetidos una y otra vez en sus muletillas incesantes, lo que nos permitía a los alumnos soñar siquiera con acercarnos a su destreza.


Y en tercer lugar su faceta como artista, con una obra en la que su mano es evidente, lo que la convierte en una obra inconfundible, al primer vistazo la identificamos como suya, no hay pérdida posible, y esto es algo que no está al alcance de muchos y que lo define.
Es además un artista que brilla con luz propia sobre todo en dos registros: el retrato y el paisaje urbano. Cuando miramos sus retratos, sus grafitos siempre certeros, sentimos el espíritu de la persona a través de su imagen, la mirada del artista capta al modelo a través de sus ojos y de sus gestos y nos lo entrega en carne viva. Y sus paisajes urbanos, sus transparentes aguadas, son una verdadera historia visual de su ciudad, de Jaén, no hay rincón al que no le haya echado el ojo y así el catálogo de su obra se traduce en una mirada particular que nos devuelve la historia reciente del Jaén que todos conocemos.


Hace más de cien años se pensó que la fotografía desbancaría a la pintura de paisajes y al retrato, pero enseguida quedó constancia de que la pintura lograba atrapar algo que para la fotografía era inaccesible y que podía tener más verdad que la copia mecánica de la realidad. Esto es algo evidente en la obra de David Padilla, su obra logra mostrarnos la realidad tal cual es y en este sentido siempre será un vidente.
Siento que el destino nos haya arrebatado su futuro.

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