Hablillas

Día del teatro

El teatro es simbolismo, lírica y, por lo tanto, belleza.

Publicado: 29/03/2021 ·
14:24
· Actualizado: 29/03/2021 · 14:25
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Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Se ha conmemorado este fin de semana, con un cartel que se supera cada año. Unas manos, conteniendo toda la intención de unirse, guardan ese calor particular y sentido que sólo se manifiesta en una sala con público. Aún falta para disfrutar de un estreno con las localidades agotadas, con los suspiros escapándose entre los aplausos por dejar a los personajes en el escenario. Sin embargo, al terminar una función siempre nos llevamos unas imágenes que nos acurrucan y nos cierran los ojos para oír mejor los diálogos, siendo la más dulce de las nanas y sin posibilidad de olvido.

Mientras vamos recuperando la normalidad con el aforo permitido, la memoria tira de sus propios hilos, de los títulos estrenados en nuestro Teatro de las Cortes, rescatando la ovación más emocionada del público al anunciarse la muerte de Juanjo Menéndez, las risas provocadas por Raúl Sender o Gabino Diego, el punto alocado de las obras de Miguel Mihura, el juego entre la realidad y el sueño de las de Alejandro Casona, vemos a Isabel Ordaz y a María Fernanda D’Ocón alabando la pequeñez hechizante de nuestro teatro junto a Concha Velasco, Amparo Rivelles, Nuria Espert o  Charo Soriano, una muestra mínima del nivel que hemos disfrutado junto a nuestros grupos de actores aficionados con títulos como Yerma, el Gran Teatro del Mundo o El método Grönholm. Esperamos con ilusión volver a entrar por el patio de butacas, que se apaguen las luces y se desparrame ese olor peculiar y sutil advertido por unos pocos. Mientras llega, esta ilusión la alimentamos recuperando títulos del archivo de Televisión Española para disfrutarlos en blanco y negro, volviendo a la vocalización perfecta de María Luisa Merlo,  la voz rota de Lola Gaos, la dulzura de Julia Gutiérrez Caba, el carisma de Luis Prendes, el humor de Luis Varela, el empaque de José María Rodero, la bonhomía de José Bódalo, unos actores endiosados a través de una puerta entreabierta, porque nuestros ojos tenían edad para estar dormidos, sin embargo no podían cerrarse por ser noche de Estudio Uno y de rendija. Valía la pena apostarse a un lado para dejar colarse aquella escala de grises y disfrutar en silencio de la magia, aunque fuera de lejos y con los pies helados.

El teatro es simbolismo, lírica y, por lo tanto, belleza. No hay otra definición más precisa y real que la de sus máscaras: la comedia y la tragedia, Talía y Melpómene. Conmemoremos su día durante esta semana como la novena de una onomástica. Cambiemos la acción de una película por una sesión con gestos tan reveladores como los diálogos. Recuperemos el blanco y negro durante una hora larga. No hace falta más.

Ánimo.

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