La restauradora Sheila Criado junto con la colaboración de María del Mar Candau, conservadora y restauradora de patrimonio devuelven a un estado optimo de conservación el altar de la Virgen de la Soledad y el Santísimo Cristo de los Afligidos de Albaida del Aljarafe. La intervención ha constado de 3 meses de trabajos laboriosos, en los que se ha tratado en toda su integridad el altar y las pinturas murales.
En primer lugar se acometió una limpieza superficial de polvo en suspensión muy agudizado debido a la reforma que se estaba originando en de la parroquia. Trató de aspirar y arrastrar el polvo depositado en la superficie del oro mediante brochas de pelo muy suaves. En el caso de las pinturas murales, se realizó el mismo proceso pero con estrenada cautela debido al mal estado de los embolsamientos del muro. Una vez limpio el altar procedimos a la aplicación mediante inyección del producto fungicida anti carcoma, pues aunque aparentemente el ataque de carcoma no estaba activo había que aplicar este tratamiento para evitar una posible activación del ataque.
Este proceso se aplica mediante inyección en todos los orificios que vamos encontrando por el altar. A medida que se fue ascendiendo los orificios eran más numerosos. Una vez realizado este proceso, se vuelve a limpiar de polvo en suspensión nuevamente depositado en el altar y las pinturas murales.
A continuación se procede a la consolidación del soporte mediante resina epoxi. Este tratamiento consta de inyectar la resina en grietas y separaciones del soporte de madera, en el caso de grietas bastante abiertas se procede a añadir cuñas de madera que completen la falta de soporte que presentaba. Una vez seco el componente consolidante se procede al lijado y dejado a nivel de este.
En el caso de las pinturas murales y de los embolsamientos que presentaban, el proceso al realizar fue más complejo, puesto que la capa de policromía era extremadamente frágil. Se procede en primer lugar al pulverizado de un consolidante específico para mural y a continuación un empapelado de la zona dañada, una vez empapelado todo se aplica el consolidante mediante inyección y una vez rellena toda la bolsa con el consolidante se aplica una ligera presión mediante espátula para llevar el estrato de policromía a su sitio. Una vez aplanada la bolsa se procedió a retirar los papeles de protección.
Tras realizar la consolidación y tener el conjunto en buen estado referente al soporte, de nuevo procedemos a otra limpieza superficial del polvo, ya que con las obras de la parroquia este daño de polvo en suspensión iba sucediéndose cada semana.
Una vez limpio el altar de nuevo, procedimos al estucado de las zonas faltantes y lagunas de pan de oro. También se procede a la reposición de piezas faltantes en algunas molduras que estaban fracturadas. Una vez estucado todo el altar y las lagunas de las pinturas murales, de las cuales hubo que sanear una gran parte del techo que estaba totalmente suelta, y hubo que añadir tipo mortero para consolidar el ladrillo del soporte. Se comienza con el enrasado y lijado de la preparación de estuco en todas esas lagunas. Dejando la zona totalmente a nivel con él oro colindante. Una vez lijado y enrasado todo el estuco se procede a la limpieza química del altar y las pinturas murales. Se realizan pruebas químicas con diferentes disolventes no abrasivos con el fin de encontrar el correcto que no afecte ni a las pinturas murales ni al pan de oro fino.
Las pinturas murales requieren de un disolvente diferente puesto que son pinturas al agua y son extremadamente delicadas. Con el proceso de la limpieza se reavivan los colores tanto de las pinturas murales como de la decoración floral y frutal del altar, además de la Verónica y el escudo de la Hermandad.
En el caso del oro, la limpieza hace que el brillo de este y el color dorado original resalten. Una vez realizada toda la limpieza química al conjunto se procede a la reintegración cromática de todas esas lagunas estucadas y algún que otro desgaste debido a la manipulación y roces. En el caso del altar se procede a la reintegración mediante oro fino líquido y en el caso de las pinturas murales se realizan una reintegración mediante pinturas reversibles.
Una vez reintegrado todo el conjunto, hacemos varias pruebas de barniz para proteger dichas reintegraciones y devolver el brillo al conjunto. En el caso del altar, se decide barnizar respetando el brillo del oro, y en el caso de las pinturas murales, se llega a la conclusión de aplicar un barniz satinado que otorgue cierto brillo pero no retire el matizado de la técnica usada.
En primer lugar se barniza la pinturas murales, ya que al ser un barnizado pulverizado podía caer algo de barniz a la zona del pan de oro. Una vez barnizadas las pinturas murales con dos capas se procede al barnizado del altar también aplicando dos capas a este, teniendo en cuenta un secado de un día de por medio entre capa y capa. Para finalizar, se realizó un estudio fotográfico de los resultados finales para por consiguiente realizar un estudio de comparativas del antes y del después de los trabajos realizados.
Anotar que en el primer estudio o toma de contacto del altar en las alturas, se visualiza una inscripción del autor de las pinturas murales Francisco Maireles localizada en la parte superior del muro, en la cual se registra toda la documentación en cuanto a fecha, autoría, quién encarga la obra, y diferentes aspectos que el pintor tuvo a bien dejar recogido en el muro como testigo del contrato firmado. Esta inscripción queda parcialmente tapada por la parte superior del altar por lo que únicamente mediante máquina y cámara endoscópica se ha podido llegar a ella y recoger todos los datos.
Estos datos quedarán presentados el día de la conferencia explicativa. Con esto, se recupera el buen estado de conservación del conjunto y se recupera el esplendor del color tanto del dorado como de las pinturas del muro.