La Pasión

La segunda piel

Lloramos porque nos han dejado en carne viva, nos miramos así porque nos vemos desnudos en el alma y porque el contraluz de nuestro tiempo se ha quedado a la contra desde que nos han robado la luz. Todos tenemos frío en el calendario del miedo desde que borraron las cruces rojas con las que […]

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Lloramos porque nos han dejado en carne viva, nos miramos así porque nos vemos desnudos en el alma y porque el contraluz de nuestro tiempo se ha quedado a la contra desde que nos han robado la luz. Todos tenemos frío en el calendario del miedo desde que borraron las cruces rojas con las que nuestra ilusión marcó la Semana Santa. Ya no tienen miel las torrijas ni tu cajón acuna la papeleta de sitio nueva que busca un espacio que ya no puedes darle. No lo habíamos vivido antes y no nos dejan ponernos a las plantas de nuestra imagen para llorarle el dolor hasta el año que viene. Lloramos porque tu madre y la mía, tu esposa y la mía no han puesto sus manos delicadas en el mimo de las túnicas que aún tienen el corazón plastificado. Los escudos del pecho permanecen todavía en aquella bolsa del rincón del armario y el esparto no quiere desenrollar sus hebillas porque tiene miedo a quedar amarrado a la incertidumbre.

Lloramos porque el problema no es la lluvia, porque el poeta acertó cuando dijo que la vida era una semana. Y lloramos con razón, con esa razón que navega en nuestra sangre desde que vimos a nuestro padre guardar un inolvidable silencio que congeló nuestra respiración mientras pasaba un nazareno abrazado a la cruz. Lloramos porque esta es la tierra de Dios en la calle. Y porque estas calles se diseñaron para Dios.

Nos han arrancado la segunda piel, nuestra Semana Santa. Deberíamos hundir nuestra sonrisa en el océano de la pena de este escenario (sin temor a los opinadores de púlpito engreído, y más lengua que Eucaristía, que ven en los cofrades a seres inferiores afectados únicamente por la flor y la corneta) pero hace muchos siglos que Sevilla tiene el antídoto para todos los males del alma. Se llama Esperanza. Y por Ella, y a través de Ella, comprendemos el Evangelio y la catequesis, el mensaje y el espíritu, el fondo y la forma. En los ojos de la Esperanza descansa la certeza y la duda, el versículo y el capítulo.

Estamos en la hora de la fe, subidos a las agujas de un reloj que señala el sagrario. Los cofrades no tienen duda alguna. Desde San Lorenzo el Padre ha dicho que Él lo pondrá todo en orden, otra vez, y que ha llegado el momento del núcleo, de la enseñanza, de la oración, del amor, y de todo aquello que aprendimos en las tardes de Hermandad y compromiso, de sabatinas y ensayos, de limpieza, de convivencia y de risas, de boletines y papeletas de sitio. Nos han arrancado a jirones nuestra segunda piel. Y tenemos frío. Que respeten nuestras lágrimas que anhelan pasos en la calle y recuerdos de quienes nos enseñaron a querer con el alma nuestra manera de ver el mundo. Y que dicten menos lecciones, que conocemos muy bien el camino hacia el Evangelio. Fue el primer misterio al que nos invitaron…pero con amor.

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Autor en Andalucia Información

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

    LA PASIÓN NO ACABA

    Dedicado al alma de «la ciudad más hermosa del mundo» y su universo cofrade. Pasan siglos, personas, pero la pasión no acaba

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