Cómo es el fútbol que tiene ese don de ilusionar y decepcionar con una diferencia de semanas, incluso días. El Málaga fue aquel que ganó a Tenerife y Las Palmas y se vino arriba. Fue aquel que tardó varias jornadas en encajar gol en casa. Aquel de juego alegre y vertical. Sigue siendo aquel
desastre fuera de casa. Sigue agigantando su capacidad para dejarse morir. Mientras
Don Rafael Nadal se coronaba con su vigésimo primer Grand Slam remontando un partido que parecía tener perdido, el Málaga es ese jugador de raqueta de supermercado, que sale a jugar una pachanga equipado hasta arriba, pero cuando el vecino y rival le endosa dos saques directos se viene abajo, rompe la raqueta y el público ya sabe que el partido, quede media hora o queden tres, ya está perdido. Porque
la palabra remontada no existe. Porque la reacción es una utopía. Solo es la fragilidad mental y la falta de hambre. La imposibilidad ante el gol y la impasibilidad de defender bien.
La nada. Ahora, eso es el Málaga.
Tres minutos. Eso le duró la concentración al Málaga. Roger
Brugué golpeó rápido a un equipo dormido e incrédulo: una pared con Sergio Camello dentro del área, entre cuatro blanquiazules, dejó descolocado al nuevo Málaga de Natxo (de repente,
1-0). Por el contexto, otra vez obligados a remar, se hicieron con el balón y mediante ese trío de peloteros formado por Febas-Ramón-Jozabed, el Málaga se echó hacia delante con balón y temple, y esto último, visto el exceso de revoluciones que imperaba con José Alberto, se agradece. Así, pase a pase, se encontró la primera ocasión clara, un disparo de Jozabed dentro del área que se marchó alto.
Pero sin balón, el Málaga siguió siendo un flan. Endeble, desajustado, superado en transiciones, corto de intensidad. Dani Barrio salvó el segundo a los 15 minutos tras un error impropio de Javi Jiménez, pero en el 38 nada pudo hacer con el remate al primer palo de
Sergio Camello (2-0). Otra gran jugada del Mirandés. El Málaga, impotente en defensa. El experimento de colocar a Escassi junto a Juande central, la novedad más quizá más sorprendente del once de Natxo. El banquillazo a Peybernes lo dijo todo.
¿De verdad no es necesario fichar a un central?
Un gol bien anulado a Jairo Samperio, titular y bastante participativo en la primera parte, lastró la oportunidad de recortar antes del descanso. Por delante, el reto de obrar el milagro de la remontada con un equipo roto mentalmente y escaso de nivel en las dos áreas, ajena y propia. Nada más salir al verde, la herida se abrió. Ramón perdió en campo propio y
Hassan fusiló con un tiro raso al primer palo. El Málaga, grogui, siendo vapuleado por segundo partido consecutivo
(3-0, min. 49).
Sin alma para levantar algo así, el partido se le iba a hacer eterno a un equipo muerto antes de tiempo, sin capacidad de levantarse por sí solo, como si todavía no hubiera tocado fondo al recibir un
0-5 en casa contra el Ibiza. Antoñín y Roberto fueron los dos primeros cambios de un Natxo González que, con dos entrenamientos y pocas horas siendo técnico del equipo, no le quedó más que observar a los suyos tirando más de rabia que de cabeza, meter a Hicham, Peybernes y Sekou Gassama y volver a encontrarse con un cero en el casillero de goles.
Es preocupante
la dificultad del Málaga para para marcar, mientras equipos como el Cartagena disfrutan de la zona de promoción de ascenso con los 14 goles de
Rubén Castro. El fútbol son defensas que ganan campeonatos y delanteros que deciden partidos y por estos lares... ni una cosa, ni la otra. Entre errores e intentos de centros al bulto, el Mirandés cerró filas y consumió el reloj. Otro duro golpe para los de Natxo González, que no pudo tener peor debut y, desde ya, mayor presión para solucionar estos problemas. Mientras tanto, entre derrotas y decepciones, el ambiente malaguista se cansa y se caldea a parte iguales. El mercado sigue abierto, la ilusión se apaga y el Málaga ni está y, cada vez más, ni se le espera.
Ficha técnica:
3. CD Mirandés: Lizoain; Sergio Carreira, Odei, Arroyo, Inmanol García; Álex López (Garrido, M. 63), Meseguer, Oriol Rey (Iago López, M. 33); Hassan (Aguirre, M. 81), Camello (Riquelme, M. 81), Brugué (Iñigo Vicente, M. 81).
0. Málaga CF: Dani Barrio; Víctor Gómez, Escassi, Juande (Peybernes, M. 85), Javi Jiménez; Jairo (Antoñín, m. 61), Febas (Gassama, M. 5), Ramón Enríquez, Villodres (Roberto, m. 61); Jozabed y Brandon (Hicham, M. 77).
Árbitro: Victor García Verdura (Comité Catalán). Amonestó a Oriol (M. 28) y Arroyo (M. 92) por el CD Mirandés; Escassi (M. 77) por el Málaga.
Goles: 1-0, Brugué (M. 2); 2-0, Camello (M. 38); 3-0, Hassan (M. 48)
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo quinta jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio de Anduva ante 2.567 espectadores.